‘Galeano’, nuevo nombre del Subcomandante Marcos (cuando habla el dolor y la rabia)

«Ahora mismo, en otros rincones de México y del mundo, un hombre, una mujer, un niño, una niña, un anciano, una anciana, una memoria, es golpeada a mansalva, rodeada por el sistema hecho crimen voraz, es garroteada, macheteada, baleada, rematada, arrastrada entre burlas, abandonada, recuperado y velado su cuerpo, enterrada su vida» (‘Entre la luz y la sombra’, última declaración del Subcomandante Marcos. La Realidad, Mayo 2014)

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Hace unos días ha vuelto a ser noticia el Subcomandante Marcos, una figura que eclipsó la actualidad en 1994 cuando saltó a la tapa de los periódicos por su levantamiento armado en San Cristóbal de las Casas (Chiapas) contra la discriminación de la población indígena. Su declaración de guerra contra las injusticias y contra el Ejército mexicano mantuvo en vilo al mundo. En ‘Amarás América’ doy algunas claves sobre la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), y sobre la figura de Rafael Guillén Vicente, hasta ahora conocido como el Subcomandante Marcos. Hace unos días ha anunciado que se aparta de la primera línea del movimiento y que ahora solo quiere que le llamen ‘Subcomandante Insurgente Galeano’, en recuerdo de José Luis Solís López, un maestro zapatista asesinado en La Realidad el pasado 2 de mayo que adoptó tal sobrenombre del escritor uruguayo Eduardo Galeano (‘Las venas abiertas de América Latina’, ‘Ser como ellos’…). «Marcos es un enmascarado que enamora», me contaron aquel verano mío de 2005 los amigos de Perla Guerra Ramos, una psicóloga de Tláhuac que me invitó a pasar un fin de semana en Xochimilco con sus amigos de la organización Enlace Civil. Venía gente de Oaxaca y de Chiapas y fue inevitable que les preguntara por este personaje que a mí siempre me despertó curiosidad. Con su gorra y su pipa, su caballo, su reloj del tiempo, sus llamamientos a la raza, sus sorprendentes misivas, sus metáforas, sus mensajes cifrados… En su reaparición tras cinco años en la selva el mediático guerrillero encapuchado decía: «Ni estoy ni he estado enfermo. Ni estoy ni he estado muerto». Marcos fue un personaje amado y odiado, «una botarga», dice él. Porque los medios amaban un personaje creado en parte por ellos mismos. «Hubo muchos Marcos, un Marcos de ojos verdes, un Marcos de ojos azules, un Marcos de ojos de miel…», señalaba la locutora de ‘Entre Mujeres’, el programa de Excélsior TV.

Mi conclusión es que Marcos los vuelve locos. A los periodistas, a la sociedad mexicana, a los luchadores del mundo. Un personaje tierra adentro que lucha por los derechos de la gente. ¿Un holograma? «Pasó de ser un bocero a un distractor», dice él sobre sí mismo. «Finalmente lograron que nos vieran». Sus marchas por la República sacudían la penduleante política mexicana. Y los medios hoy se preguntan si su personaje fue un timo. «Nadie sabe quien es Marcos», reconoce Joanna Vegabiestro, conductora del programa. «Pinches paramilitares del Gobierno que los parió desde hace muchos», le reprocha la audiencia en algunos comentarios. «Por favor, cállense. Mejor póngase a criticar a los paramilitares». Pasaron 20 años y los zapatistas no lograron el poder. Pero los comentaristas destacan que sí han procurado educación y mejor asistencia sanitaria, y un mayor reconocimiento de la población indígena. De esos avances habla Marcos en sus sacudidas mediáticas. Todavía hay gente indígena que da a luz en jardines porque no les atienden en los hospitales. Y ahí está Marcos, que sigue estando presente. Por mucho que quieran matarlo. Por mucho que cambie de nombre. Reapareció para desaparecer.

Carmen Arístegui, una eminencia en el periodismo mexicano, entrevistó en CNN en Español al excomisionado para la paz en Chiapas Manuel Camacho Solís y al periodista de ‘La Jornada’ e investigador Luis Hernández Navarro para analizar qué hay detrás del anuncio de Marcos. Decía Navarro que estamos ante una nueva generación al frente de la lucha zapatista, porque muchos niños educados en estos ideales de la liberación zapatista están hoy al frente del movimiento como adultos; un relevo étnico con el Subcomandante Moisés, un indígena tzeltal que sustituye al mestizo Marcos; un relevo de clase, porque son campesinos pobres los que están al frente, y un relevo conceptual, porque de la idea original del EZLN el nuevo proyecto incide en la autonomía de los pueblos indígenas y en el autogobierno, y se propone como un proyecto de paz, no electoral, de construcción de ese gobierno. Camacho Solís habla de la situación interna del territorio de Chiapas y su lectura en la política nacional. Frente a las interpretaciones de que ellos, los zapatistas, están armados y pueden generar violencia, insiste en que hay una intención clara de mejorar las condiciones económicas y sociales de los ‘caracoles’, las juntas de buen gobierno de los zapatistas. «Ellos ven que la situación económica no acaba de mejorar en el país, que sigue habiendo tensiones en varias partes del país, que la violencia no está controlada, y lo último que quieren ellos es que se les vincule con alguna de estas cosas, y por tanto les interesa fijar una posición frente al Gobierno federal de que son un movimiento fijado a lo suyo. No lo veo como un abandono de algo, sino como una manera de avanzar en su territorio y seguir defendiendo las causas por las que han luchado en estos años». El abandono de la figura de Marcos de la escena pública y el hecho de que dé paso al ‘Subcomandante Galeano’ no supone ninguna novedad para estos analistas. La clave está en el Subcomandante Moisés para muchos, un personaje cuya estela habrá que ir siguiendo. Pues, como dicen, «hay otros dolores y otras rabias».

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Comparto aquí parte de la última declaración del Subcomandante Marcos, titulada ‘Entre la luz y la sombra’, en el que el líder zapatista reflexiona sobre los orígenes del EZLN:

«Antes del amanecer de 1994, pasé 10 años en estas montañas. Conocí y traté personalmente a algunos en cuya muerte morimos un mucho. Conozco y trato desde entonces con otros y otras más que hoy están aquí como nosotros.

Muchas madrugadas me encontré a mí mismo tratando de digerir las historias que me contaban, los mundos que dibujaban con silencios, manos y miradas, su insistencia en señalar algo más allá.

¿Era un sueño el mundo ése, tan otro, tan lejano, tan ajeno?

A veces pensé que se habían adelantado, que las palabras que nos guiaron y guían venían de tiempos para los que no habían aún calendarios, perdidos como estaban en geografías imprecisas: siempre el sur digno omnipresente en todos los puntos cardinales.

Luego supe que no me hablaban de un mundo inexacto y, por lo tanto, improbable.

Ese mundo ya andaba con su paso.

Ustedes, ¿no lo vieron? ¿No lo ven? (…)»

http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2014/05/25/entre-la-luz-y-la-sombra/

2 comentarios en “‘Galeano’, nuevo nombre del Subcomandante Marcos (cuando habla el dolor y la rabia)

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