Xiomara, la que sabe caminar sola por el mundo (Un año después de la presentación de ‘Caladas de Cuba’)

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Fotografías: Pablo Sánchez del Valle

Hace un año presenté en el Centro Cultural Las Claras de la Fundación Cajamurcia mi tercer libro: ‘Caladas de Cuba’. Fue en la noche de San Juan de 2017. Una velada que no puede perderse entre los recuerdos, por muy esquiva que sea la memoria de cada uno. Hace unos meses tuve noticias de Cuba. El fotógrafo Pablo Sánchez del Valle viajó a la isla con un ejemplar del libro y visitó a una de las protagonistas. Hoy quiero presentárosla. En el anterior post venía una imagen de ella. Es Xiomara, la mujer que camina sola por el mundo. Con ella os ofrezco un fragmento de ‘Caladas de Cuba’, con el que abro el cuarto capítulo, ‘Imaginación’. Fresca está en nosotros todavía la imagen de una Cuba plena de hermosos regalos de la naturaleza. Y de gente amarrada a la vida, sea como sea. Gracias por este año de amistad, y por seguir con tanto cariño este blog de viajes. Me siento afortunado por vuestras muestras de afecto, y por creer que merecía la pena leer esta propuesta. Las imágenes que acompañan el post son del paso de Pablo por Trinidad, y del momento en el que Xiomara descubrió su historia impresa en las páginas de este libro.

Manuel Madrid 22/06/2018

Imaginación (Un pequeño fragmento de ‘Caladas de Cuba’)

Trinidad, una de las ciudades más bellas y antiguas del tiempo de la colonia española, recibe al desconocido con zalamería. Los del lugar esperan con sus santas dentaduras el autobús de Viazul dispuestos a sacar astilla a los pasajeros ayudándoles con las valijas y proponiéndoles “la mejor casa particular”, con todas las comodidades, de las que uno duda ya después de unos cuantos días en la isla. Esa escena contempla a diario, y con arregosto, Xiomara Cañizares Sosa desde el número 128 A de la calle Gustavo Izquierdo2, frente a la terminal. Esa señora flaca y trasojada no nos ofreció su caserón, que ocupa ella sola, pero sí una vara, que era lo más extraño que alguien nos había intentado vender desde que aterrizamos en la isla. La escena surrealista dio pie a conversas posteriores con la mujer risueña a la que solo parecía ofenderle el calor. Julio es un mes luciferino en Cuba y el sol correctivo no tiene piedad con el ambulante. Por eso aquí la gente acostumbra a dejar abiertas las ventanas, que no son cuadradas, sino rectangulares, con el vano más alto y ancho de lo común, y rematadas con distinguidas rejas. Las casas de la antigua Villa de la Santísima Trinidad, fundada en 1514, solo un año antes que Santiago de Cuba y San Cristóbal de La Habana, son espaciosas por demás, y la de Xiomara todavía más. Aunque debió ser concebida con arreglo a mejores posibilidades económicas de las que manifiesta la actual inquilina.

Xiomara ocupa el ala izquierda de lo que, originalmente, fue una mansión con patio central entorno al cual se distribuían las estancias. ¿Dónde se están quedando?, nos preguntó con interés. Encontramos habitación libre en la casa de Yirina y Chichi, una construcción de 1830 que era ciertamente un muestrario de barroquismo, en la misma calle de Gustavo Izquierdo, a unas cuadras de la plaza Mayor y del Palacio Iznaga, entre las calles Gloria y Media Luna, refugio de la vida de antaño que algún día será, cuando retiren vigas y andamios, un eminente parador de cinco estrellas. Como quien dice, éramos vecinos. Así fue durante al menos cuatro días en los que Trinidad no dejó de mostrar su inacabable encanto. La morada de Xiomara es, en realidad, de su hija. Hasta hace tres años estuvo rentada al Gobierno, que la utilizó como gimnasio. “Es herencia de su papá, del que era mi esposo, que está vivo, pero no la quiere. La casa, quiero decir. Tengo cuatro hijos. Tres con ese hombre, dos hembras y un varón. Mi primer hijo fue con otro señor”. Las canciones de Celine Dion resonaban como si ocupáramos la primera fila de una audición. Era la radio del restaurante contiguo. Todo lo que pasa dentro del negocio se percibe con precisión. El techo es compartido. La división horizontal no se ha podido completar por la clasificación del inmueble como monumento nacional. “El asunto es que esta casa tiene sus detalles, hay que respetar los arcos y tú no puedes picar la estructura ni cortar las ventanas”. Así que hicieron una permuta: Xiomara cedió parte del recibidor, y el establecimiento ganó espacio en el salón. Pero la pared medianera no llega hasta el artesonado, de modo que Xiomara siente las conversaciones como si fuera una comensal más en las mesas.

La vieja reía con provocadora jovialidad. Su obsesión era invitarnos a tomar café. Llamar austero a su hogar era ser generoso. Esta oriunda de Camagüey, llana y sin ataduras materiales, era lo más valioso. Espacios amplísimos, paredes desconchadas por la humedad, cables volantes y un bodegón de flores en el enlosado. Las plantas, apenas unos humildes brotes, emergían de latas corroídas y de culos de pomos de plástico. Entre esos dignos maceteros había uno de cristal azul, un casco de Regenta, un vodka embotellado en la isla. La contraventana estaba abierta de par en par, y desde la calle se distinguían una cama, dos sillas y un revistero con ejemplares de la Gaceta Oficial de la República de Cuba y de la revista científica Juventud Técnica. En una mesita baja esquinada, sobre un mantel rojo, tenía un jarrón con lirios, un espejo, una imagen de Cristo adherida a un cedé y una copa de agua turbia. Había que atravesar otra estancia intermedia para llegar al patio, hoy dividido e invadido de trastos sin valor ni utilidad. El dormitorio, un cajón de sastre, quedaba en penumbra. La cocina eran apenas unos hornillos y dos armarios desencajados a modo de alacena y coqueta. Sobre el camastro, de madera desnutrida y rebozo blanco, un mosquitero atrapaba sus fantasías. El suelo era sufrido, grandes losas de terrazo que habían sido rociadas no muchas horas antes, y los techos, descomunalmente altos. Las partes de la pared que habían quedado deslucidas formaban un fresco dominado por manchas naranjas como llamas de brandy y verdes como el chispeante cuello de un ánade real.

(…) Xiomara no parecía de esas setentonas que amanecen con mal humor, con el moño virado, como le dicen en Cuba. Era de lo más amigable, y en el vecindario conocían su trayectoria. “Al principio, cuando me casé y me vine a vivir a Trinidad, moramos juntos en esta casa. Nos divorciamos porque él era muy mujeriego, no me respetaba nada. Ser desleal no es cosa de hombres o mujeres, eso va en la persona. Pasé trabajo y sufrí mucho, con los chiquitos en Camagüey, iba cada mes a verlos…”. Contaba su vida sin tapujos mientras sorbía café con rematada elegancia. El humo salía de sus labios con tal gracia que formaba sobre su cabellera un pintoresco aro de ángel. Reparé en que tenía un tatuaje en una muñeca, y el símbolo era el mismo que estaba labrado en una tranca de madera en el techo del vestíbulo, una estrella azul de cinco puntas. ¿Pura coincidencia? “Mira lo que te digo, el que era mi esposo había prestado al Gobierno esto, y él ya no reclamó más la casa. Entonces yo fui a vivir en diferentes lugares, de un sitio a otro, y pasaron como treinta años. Entonces, en el año 2005, vivía como a 15 kilómetros de acá, en el campo, en la última casa de Trinidad, y allí me tocó pelear cuerpo a cuerpo contra la furia del huracán Dennis, que me dejó en la calle. Entonces empecé a beber mucho, por mis problemas y por mis hijos, y así. Y yo reclamé esta casa, y luche por ella como contra el huracán. Yo no soy una mujer que se deje avasallar: vivo a mi forma, deseo conversar con ustedes y si deseo salir salgo. Y con otra persona ya no me veo. Soy libre, soy una mujer librepensadora. De pequeña me quedé huérfana, de madre y padre, y me acostumbré a ser independiente. Siempre estuve en colegios católicos, de monjas, antes de la Revolución, y después ya tuve que buscarme una familia. Tuve sola a mi primer hijo, y ya me puse a trabajar. Y conocí después al que sería mi marido, nos casamos en Camagüey, y nos vinimos para Trinidad. Ya voy a hacer 45 años aquí y todas las personas me conocen: tengo un carácter sociable, como las gitanas. ¡Y hace tres meses que no bebo ni ron!”.

El nombre de Xiomara (‘la que sabe caminar sola por el mundo’) le venía al pelo a esta defensora de la justicia que aprendió pronto a diferenciar el bien del mal. “Mi regla de oro es ama a Dios y ama a tu prójimo. Amo a Dios en todo lo que me rodea, en las personas y las plantas. Al principio, cuando empezaban a llegar los extranjeros, yo era taxista. Manejaba un carro del Estado, un Dogde. Si tomabas un dólar de la caja te llevaban preso. Tuve que abandonar. No tenía quien me cuidara a mis hijos pequeños. Cuando no se llevaba esto de las casas particulares, hice amistad con una alemana, que vivía en Frankfurt, y vino muchos años a visitarnos. Yo no me escondía, y lo digo porque ahora es normal que nos visiten extraños, pero antes no era tanto. Lo que yo hacía de comida, ella comía. Para todos por igual. Dormía en mi casa, sin problemas. Al extranjero siempre le di buena acogida, y ella aprendió mucho de mí”…

‘Caladas de Cuba’, novedad en la Librería Altaïr de Barcelona

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Por fin, ‘Caladas de Cuba’ está en la librería Altaïr de Barcelona, en la sección de Novedades de América. También podrás encontrar la caja de madera de la edición más exclusiva y ejemplares de ‘Amarás América’. Quiero dar las gracias a Pere Ortín, director de la revista Altaïr, una publicación con una larguísima tradición y prestigio en el periodismo y la crónica de viajes, y especialmente a Jordi Carrión (‘Librerías’, ‘Pasajes de Barcelona’) por hacer llegar un ejemplar de ‘Caladas de Cuba’ a las mejores manos. Como esto es una cadena de favores, por supuesto que debía citar a mi amiga Victoria Pastora, que fue la primera que pudo hacer de correo humano. Esto no hubiera sido posible sin la implicación de personas increíbles con las que uno se cruza en el camino como Roberto Hernández Traba, cuyas recomendaciones sigue fielmente la librería como gran librero y, sobre todo, primerísimo lector. Es una inmensa gratitud la que siento por poder ofrecer estos libros que con tanto cariño fueron escritos con la esperanza de que pudieran llegar a todos los interesados en América Latina. Cuba no deja de latir a cada momento en lo más hondo. Es un ritmo contagioso, y confío en que gracias a esta oportunidad mucha más gente sienta esa buena vibración.

Aquí puedes hacerte con un ejemplar, si estás lejos:

‘Caladas de Cuba’
https://www.altair.es/es/libro/caladas-de-cuba_167222

‘Caladas de Cuba’ en caja de madera artesanal exclusiva
https://www.altair.es/es/libro/caladas-de-cuba-edicion-caja-madera_167221

‘Amarás América’
https://www.altair.es/es/libro/amaras-america_167220

Manuel Madrid 05/06/2018

Celebra el Día del Libro con la edición más especial de ‘Caladas de Cuba’

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Fotografías: La Industrial

Quiero celebrar contigo el Día del Libro, y te presento una edición exclusiva de ‘Caladas de Cuba’. Con los creativos de F33 hemos completado un viejo deseo: presentar el libro con un precioso envoltorio de madera serigrafiada que nos recuerda a las auténticas cajas de habanos. Cuba continúa siendo la gran inspiración. Solo hay diez ejemplares disponibles. Si quieres hacerte con alguno para hacer un regalo muy especial solo tienes que escribirme: amarasamerica@gmail.com

Gracias a Joaquín Martínez, David Brugarolas y César Ordoño por este impecable trabajo de diseño editorial, espero que os dé muchas alegrías en próximas convocatorias, y a La Industrial por las magníficas fotografías. ¡Enhorabuena!

Manuel Madrid 18/04/2018

Jesús Nieto Jurado escribe sobre ‘Caladas de Cuba’ en la revista ‘Zenda’: «Una prosa tumultuosa, mecida a los compases del guaguancó, con olor a hacienda tabaquera»

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Dos jóvenes asomados a un balcón en Cienfuegos, Cuba. Julio, 2015. Foto: Manuel Madrid

Uno de los más fervorosos devotos de Manuel Alcántara, maestro del columnismo en español, es Jesús Nieto Jurado (Málaga, 1985), que ha dedicado a ‘Caladas de Cuba’ (2017) unas palabras que no puedo dejar pasar por alto. En la revista ‘Zenda‘ (autores, libros y compañía) publicaba el 1 de octubre de 2017 un artículo titulado ‘El 1-0 hay partido en Barcelona’, en su sección ‘El Altillo’, y en un momento dado de este diario se refería de esta manera tan extraordinaria a la cultura del viaje y el periodismo:

«(…) Viaje con nosotros

Junto al ensayo, el viaje. Libros de viajes. Coleccionar paralelos y latitudes. Despertarme en Madrid y acostarme en Tailandia. Mis amistades viajan en lo físico, y hacen voluntariados en la India, y uno no sabe muy bien si de buen corazón o de buen bolsillo familiar. Va de suyo, que diría León Gross, que después mendigan un coche compartido para ir de Barajas a Albacete cuando vuelven de zonas geopolíticamente inestables. Quizá después se monten un blog con sus fotos, y te vendan un catálogo y una pulserita. Y si los secuestran, ya andará Exteriores para salvar a estos ‘marcopolos’ e influencers. Yo prefiero viajar a través de la prosa, a paraísos cercanos o lejanos. Y después visitar estos paraísos si hay novia propicia que nos subvencione. Recibo un libro maquetado como una caja de puros, con su “precinto y su vitola” que cantaba Pepe Domingo en las míticas tardes de Carrusel en Gran Vía 32 (por ahí anduve también); el libro en cuestión se titula ‘Caladas de Cuba: crónica del verano del deshielo’. Lo firma Manuel Madrid, a quien le compraba yo de buena gana el apellido y la prosa: una prosa tumultuosa, mecida a los compases del guaguancó, con olor a hacienda tabaquera. Manolo Madrid se ha dejado llevar por la isla, de cabo a rabo. Por sus gentes. Alguien tenía que escribir la intrahistoria de Cuba, del tópico a lo inédito para volver al tópico. Porque viajar en lo vital y en lo literario quizá no sea más que adecuar la geografía a nuestro marco mental, y comer bien en la medida de lo posible (…)» . 

https://www.zendalibros.com/1-partido-barcelona/

Sinceramente, uno nunca puede conocer de antemano el rumbo de las cosas que puede llegar a crear con tanto mimo y dedicación. Debo estar doblemente agradecido a Jesús Nieto Jurado, columnista de El Norte de Castilla y SUR y colaborador en primera línea del II Congreso Capital de Columnismo que se celebra en León, por su amabilidad siempre conmigo y por tan buena consideración hacia esta propuesta periodística. Confío en que pronto podamos coincidir en Murcia en alguna jornada dedicada a la columna, un género periodístico de opinión que es más necesario que nunca en este momento de medias verdades del que resulta tan complicado zafarse.

 

 

Que no mueran las bellas palabras

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Aprovecho este post para recopilar algunas cosas que han sucedido en estos últimos meses. ‘Caladas de Cuba’ ha seguido navegando y en esta singladura me he encontrado con gente especial. No he atracado en muchos puertos. Pero me han llegado ecos de personas y lugares en los que caló nuestro proyecto. Recientemente, el pasado 18 de diciembre de 2017, visité el IES Poeta Sánchez Bautista de Llano de Brujas para hablar de la profesión periodística a los alumnos gracias a la coordinadora de la biblioteca, María Teresa Rubio, y a los profesores Pedro Andrés Vicente e Isabel Martínez Llorente. Isabel fue en 2012 la promotora de un proyecto de innovación educativa, ‘Elefante viajero: una aventura didáctica’, con el que despertó a los estudiantes el interés por las artes y por el viaje a través de un elefante que recorre el mundo desde la India hasta Murcia. A María Teresa la conozco desde que era un niño (ella también era una niña entonces) y quería hacerme mayor en el colegio Juan Carlos I, donde ella estaba en la nómina de profesores. Gracias a todos por el interés en el universo del periodismo, pese a la carencia de nuevas vocaciones.

También visité la biblioteca Río Segura de Murcia gracias al club de lectura de centro. Aprovecho para dar las gracias a Marita Funes, a Carlos Gironés por moderar la tertulia y promover esta lectura y a Rafael Gómez, concejal de Educación, por considerar que podía ser interés. Este encuentro es fruto de la donación de 25 ejemplares del libro a la Red Municipal de Bibliotecas. ‘Caladas de Cuba’ está a disposición de los lectores que deseen aventurarse por las entrañas de la mayor de las Antillas y conocer a esos personajes reales que pueblan su mundo cotidiano. Fue un placer escuchar en directo a los músicos de Eu Trío, con la voz juguetona de Esther Eulalia, deliciosa en su versión de ‘La maza’, del celebérrimo Silvio Rodríguez.

A lo largo de estos meses, ‘Caladas de Cuba’ ha llegado por sorpresa a las manos de mucha gente. Murcia, Madrid, Barcelona, Bilbao, Mallorca, Menorca, Vigo, Santander, Albacete, Florida, California, México, París. Amigos a los que he querido sorprender con esta propuesta, concebida como un regalo, una joya. Algo exclusivo. Me siento agradecido por tantos mensajes, por considerarme vuestro amigo. Me gustaría que no murieran las bellas palabras. Que no se acabara esa magia de lo verdadero. Recuerdo ahora esa primera cena de presentación en el increíble hotel Bajo el Cejo, en Sierra Espuña, con Sonsoles Paradinas (Al Sur, Calabardina), Andrés García Lara y Cayetano García Rosa, de la Fundación Tierra Integral de Bullas, tres protagonistas de esta historia cubana que, desde la Región de Murcia, siguen inspirando a muchos cubanos en los que dejaron huella. También recuerdo la visita a La Manga del Mar Menor a la casa del arquitecto Antonio González Serna, donde coincidí con Vicente Garaulet, Pedro Serna y tantos buenos amigos alrededor de un caldero de esos tan nuestros. Han sido unos meses de reencuentros. Con Ilka Lomonaco, con Carmina García Mochales y Raquel Aullón, con Toñi Mateos y Lola Gracia, con Pilar Orenes y Elena Montoya (desde el instituto Saavedra Fajardo juntos, y ahí seguimos, con las moscas como animal de compañía), con las ‘madris’ de Diego y el Club de Viajeras de Cabo de Gata. Bonitos encuentros alrededor de Cuba y de los libros. Gracias a todos por este tiempo juntos, y ojalá que muchos más encuentren en ‘Caladas de Cuba’ un motivo para hacer la maleta y viajar. Para crecer en el Caribe. Para seguir gozando del encuentro con nuestros semejantes. ¡Viva América!

Por qué dar las gracias un día como hoy (a todos los interesados en ‘Caladas de Cuba’)

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Aguacero en La Habana. Julio, 2015. Autor: Manuel Madrid

‘Caladas de Cuba’ es un proyecto surgido de la necesidad vital de contar buenas historias. De alguna forma viene a ser una manera de congelar en el tiempo un determinado momento, el verano de 2015, el llamado «tiempo del deshielo», con el acercamiento del gobierno de Estados Unidos al régimen cubano después de décadas de bloqueo, pero también es una forma de plasmar en un documento periodístico el testimonio de muchas personas y lugares que amenizaron mi primer viaje de reconocimiento de la realidad cubana. Desde la presentación solidaria del libro el 23 de junio pasado hasta hoy han ocurrido muchas cosas que no encontraba el momento de comentar y por las que estoy deseando dar las gracias a través del blog.

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Capítulo ‘Libertad’. Caladas de Cuba. Diseño: F33.

¿Dónde puedo conseguir ‘Caladas de Cuba’?

El libro está disponible en la librería Educania de Murcia, en la calle Sociedad, 10. El precio es 15 euros. La primera edición es solidaria, a beneficio de Cruz Roja Española y su proyecto de atención a los refugiados en la Región de Murcia. Quien lo desee puede también solicitar un ejemplar a través del blog o en el correo electrónico: amarasamerica@gmail.com y se lo enviaremos por correo inmediatamente. Hemos realizado una donación de 35 libros a las bibliotecas de la Red del Ayuntamiento de Murcia y de la CARM, gracias a la orientación de Marita Funes, directora de la Biblioteca Río Segura de Murcia, y habrá ejemplares disponibles para organizar clubes de lectura. Cualquier centro escolar, asociación o colectivo interesado en conocer el proyecto solo tiene que contactarnos y allí estaré para presentarlo.

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¿Por qué y a quién dar las gracias? 

Sencillamente no encuentro mejor manera de corresponder el apoyo recibido más que con un GRACIAS (en mayúscula). Gracias a mis compañeros de La Verdad por tantos mensajes de ánimo, especialmente al director, Alberto Aguirre de Cárcer, por acompañarme en la presentación, y a Antonio Arco, un maestro de la entrevista y de la columna, por esa bella pieza (http://www.laverdad.es/culturas/libros/espero-habana-20170621011819-ntvo.html) bajo el título ‘Te espero en La Habana’, con fotografía de Nacho García. También gracias a la sección de Cultura y a María José Montesinos, mi amiga y colega en la cobertura de los asuntos de actualidad local, porque siempre tiene una palabra amable y porque es bonito quererse y respetarse.

Gracias a los compañeros de Onda Regional de Murcia, con especial mención a Marta Ferrero, que siempre me contagia su alegría, por la entrevista en el espacio matutino ‘MURyCía’ con Miguel Massotti y Carmen Campos:  (http://www.orm.es/programas/murycia/murycia-caladas-de-cuba-la-cronica-del-verano-del-deshielo-del-periodista-manuel-madrid/). Quedé profundamente satisfecho y maravillado por el precioso tiempo que dedicaron a ‘Caladas de Cuba’ los compañeros de Radio Murcia-Cadena Ser: Ismael Galiana y Ana González (http://cadenaser.com/emisora/2017/06/23/radio_murcia/1498239583_658263.html), a los que respeto por su buen hacer y por el cariño que me demuestran habitualmente.

Emocionante es descubrir que mis compañeros de La Opinión tienen todavía un grato recuerdo de mi paso por la Redacción entre los años 2002 y 2010. A José Alberto Pardo, Ángel Montiel, Ana Guardiola, Victoria Galindo, Lola García y a todo el equipo humano les doy las gracias por el trato dispensado y por su consideración hacia mi trabajo. Gracias a Pablo Sánchez y a Juan Caballero por la entrevista firmada bajo el título: ‘El telón que ha estado cubriendo el escenario del castrismo está cayendo’ (http://www.laopiniondemurcia.es/descubre-fds/2017/08/19/telon-cubriendo-escenario-castrismo-cayendo/853486.html). A Pedro J. Navarro, columnista de ese diario, debo mencionarlo por su sesuda columna dedicada al viaje, ‘Caladas de libertad‘ (http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/09/02/caladas-libertad/856832.html), y por sus comentarios en el blog ‘Al cabo de la calle’, donde dio muestra de sus impresiones a raíz de la lectura veraniega (http://alcabodelacalle.net/2017/09/caladas-de-libertad/). Y, cómo no, a Francisco Javier Díez de Revenga, catedrático de Literatura Española y profesor emérito del Departamento de Literatura Española y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Murcia, por su crítica publicada en la edición de hoy, 16 de septiembre, con este título: ‘Experiencia contada’. Me sentí feliz leyéndolo. Siempre atento y generoso. Es también un reto para mí continuar esa labor iniciada en el género de la narrativa de viajes. No encuentro palabras para dar las gracias por todo. Muchas veces pienso que es inmerecido. Gracias, Javier, por tanta generosidad y por tus consejos velados, que sigo a rajatabla.

Estoy en deuda igualmente con muchos más compañeros de profesión que han contribuido a la divulgación de este proyecto periodístico solidario. Para mí el periodismo y la vida tienen mucho que ver. Gracias a Manuel Segura y al equipo de RTVE por su interés en ‘Caladas de Cuba’. De Manolo sabemos de sus inquietudes y tormentos por sus artículos en La Verdad y en otras plataformas modernas como Facebook y Twitter. Gracias por la atención dispensada en esta emotiva pieza (http://www.rtve.es/alacarta/videos/noticias-murcia/noticias-murcia-30-08-2017/4190822/) emitida en el Informativo de Noticias Murcia en La 1 de TVE, a partir del minuto 15.44. Los compañeros Eva Llobell y Manu Villena de la televisión autonómica 7RM también abordaron de forma extensa el lanzamiento del libro el 3 de julio en el programa ‘Murcia conecta’, con un vídeo previo grabado en la librería Educania y después en plató con Fran Sáez y María Pina. Aquí os dejo el enlace, donde podréis ver imágenes del viaje y de mi familia y amigos a partir del minuto 49: http://webtv.7tvregiondemurcia.es/informativos/murcia-conecta/2017/lunes-3-de-julio/

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Isabel Pérez-Espejo, María Teresa Cervantes y Manuel Madrid, un día de julio de 2017 en la casa de la poeta cartagenera en Los Dolores.

Por último, quiero mencionar el apoyo brindado por Consuelo Mengual, directora del Club de Lectura del Real Casino de Murcia, y a Elena Magdalenas, por la entrevista publicada en la revista RC Magazine, en la edición de septiembre de 2017, en la que que me recuerdan a Virgilio Piñera y su expresión «la fuerza de la costumbre» aplicada a la vida mundana en la isla de Cuba: http://www.rcmagazine.es/la-vida-y-el-periodismo-no-se-diferencian/

Procede reseñar aquí también a nuestra compañera Mónica López Abellán, una de las voces de la radio digital ROM Murcia, que dedicó elogiosas palabras a esta propuesta cubana, y que siempre me recibe con los brazos abiertos, y una sonrisa inmensa. Es siempre un placer visitaros, y descubrir que cada vez vuestro proyecto (con José Augusto González en cabeza) llega lejos. Aquí el enlace de la entrevista: http://www.rommurcia.es/2017/09/26/con-este-libro-doy-voz-a-los-que-no-pueden-hablar-con-la-libertad-que-yo-lo-hago-en-este-microfono-manuel-madrid/ Donamos dos ejemplares que fueron sorteados entre los lectores. Gracias por el hermoso título:

“Con este libro doy voz a los que no pueden hablar con la libertad que yo lo hago en este micrófono”

Por supuesto, es de justicia recordar a los amig@s islad@s de ‘Talleres Islados’, esa iniciativa maravillosa que defienden en Menorca Mariona Fernández y el amigo Josep Maria Fontserè, que se hicieron eco de la publicación. Inolvidables días aquellos en los que buscamos voces con Jordi Carrión en mitad del milagro flotante: http://talleresislados.net/las-caladas-cubanas-de-manuel-madrid/ De igual modo, un abrazo enorme a nuestra querida Toya de Vigo y a Victoria Pastora, que siempre elige el mejor sitio en las catas literarias y cuyos mensajes alegran cada amanecer.

Gracias a todos mis amigos que siempre están al quite cada vez que aparece algo sobre ‘Caladas de Cuba’. Ana G. Salvago es una de esas personas que están siempre alentándome a continuar y a seguir volando en este campo de trabajo ilimitado. Gracias a María Teresa Martín, ‘Matete’, por tus tuits y por las menciones habituales en las redes sociales. Las dos sois una inspiración. Sé que lo hacéis de manera sincera y por eso es por lo que no tengo más remedio que quereros. Gracias a Gloria Nicolás porque su fotografía ha dado muchas vueltas, y siempre es agradable que su trabajo circule. Y al equipo de F33 (Joaquín Martínez, David Brugarolas y César Ordoño) y Tipografía San Francisco, siempre mi eterna gratitud. También quiero mencionar a Ana Sánchez, de Educania, por su predisposición a colaborar, y a Juan A. Balsalobre, de Cruz Roja Región de Murcia, por su impagable labor. Y a María Teresa Cervantes, la gran poeta cartagenera, que está en mis pensamientos cada vez que anochece.

Es un gran placer dirigirme a todas las personas que han leído este verano ‘Caladas de Cuba’ y han dejado por ahí un comentario benévolo. Si he logrado entreteneros para mí es un logro. Si además os ha servido para aprender algo que desconocíais, qué alegría saberlo. Siempre del lado del PERIODISMO, pese a todo. La misión de este libro está más que cumplida. Gracias a todos por tanto. A seguir caminando, no queda otra.

Manuel Madrid / Murcia, 16/09/2017

 

¡GRACIAS A TOD@S! Presentación de ‘Caladas de Cuba’, by Gloria Nicolás

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Muchísimas gracias a todas las personas que nos acompañaron en la presentación de ‘Caladas de Cuba’ en el Centro Cultural Las Claras de la Fundación Cajamurcia, el pasado 23 de junio. Fue la Noche de San Juan más especial: conseguimos recaudar 940 euros que se han destinado ya a Cruz Roja para apoyar el proyecto de atención a refugiados en la Región de Murcia. Agradecido estoy por haber contado con el director de La Verdad, Alberto Aguirre de Cárcer, un periodista por encima de todo (y eso ya merece todos nuestros respetos), y Juan Antonio Balsalobre, cooperante y coordinador del programa de refugiados de Cruz Roja, que nos relató las necesidades ingentes que hay para atender a estas familias que por cualquier motivo (conflictos bélicos, discriminación sexual, ideología…) tuvieron que empezar una nueva vida en otro lugar haciendo uso del derecho de asilo. Es una suerte contar con tantos amigos y que ‘Caladas de Cuba’ contribuya de forma positiva a ayudar a otros a orientar sus vidas con más esperanza e ilusión. El periodismo, como siempre, al servicio de la sociedad. Enhorabuena a todos, porque este no es solo un proyecto nacido en la intimidad de un periodista. Hemos visto que somos capaces de ir mucho más allá.

Gracias siempre a la fotógrafa Gloria Nicolás por estar siempre en el ojo del huracán. Eres una excelente profesional y cada día te queremos más por cómo eres y por todo lo que nos aportas. No sé qué haríamos sin ti. Gracias por estar siempre a mi lado.

Gracias a María y Paloma Jover Madrid por la colaboración logística, y a todas las personas que están comprando el libro (disponible en la Librería Educania, en la calle Sociedad, nº 10 de Murcia). Verdaderamente honrado por el apoyo. Os quiero.

Manuel Madrid 02/07/2017 amarasamerica@gmail.com

 

‘Caladas de Cuba’ en manos del periodista cultural Antonio Arco

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Aprovecho este post para dar las gracias a Antonio Arco, periodista cultural y crítico teatral de La Verdad, por todas sus atenciones a ‘Caladas de Cuba’, que encontraron eco en las páginas del periódico unos días antes de la presentación del libro. Siempre provoca intriga conocer qué pueden pensar los otros sobre tu trabajo, cuando detrás hay tanto tiempo invertido y tanta paciencia, y también tanta desesperación. Me siento realmente honrado por el trato dispensado, por haber creído que este libro podía despertar interés periodístico. El hecho de tener compañeros como Antonio Arco y Nacho García, un fotógrafo comprometido con la excelencia (y así lo demuestra cada día), me hace sentir un privilegiado. Muchas gracias por permitirme aprender cada día algo nuevo, y por compartir tantos momentos. Gracias a la Redacción de La Verdad por tantas palabras de ánimo estos días, y por el apoyo recibido desde el primer momento. Verdaderamente agradecido por trabajar con vosotros y por mejorar cada día.

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TE ESPERO EN LA HABANA

El periodista Manuel Madrid publica la crónica de viajes ‘Caladas de Cuba’. El libro-objeto, diseñado por el estudio murciano F33, se presentará el viernes en el Centro Cultural Las Claras

http://www.laverdad.es/culturas/libros/espero-habana-20170621011819-ntvo.html

Antonio Arco / La Verdad / 21/06/2017

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Juan Antonio Balsalobre (Cruz Roja Murcia), Manuel Madrid y Alberto Aguirre de Cárcer (director de La Verdad), en la presentación de ‘Caladas de Cuba’, en el Centro Cultural Las Claras, de Cajamurcia. Fotografía de © Vicente Vicéns / AGM

Le gusta a Manuel Madrid (Murcia, 1979) esta experiencia escrita del novelista cubano Abilio Estévez: «Tocar un pecho, besar unos labios, es lo más cercano que puedes estar de la libertad». Madrid, periodista de información municipal y columnista de ‘La Verdad’ -a él le gusta definirse como reportero-, presenta su nuevo libro-objeto, cuya poética y atractiva factura ha diseñado el estudio murciano F33. ‘Caladas de Cuba. Crónica del verano del deshielo’ -los beneficios obtenidos por su venta se destinarán al programa de refugiados de Cruz Roja en la Región de Murcia- es una apasionada crónica de viajes que tiene su precedente en la anterior publicación del autor, ‘Amarás América. Viaje a las intimidades de México, Brasil y Bolivia’ (2014). Como a Werther, lo que le roe el corazón a Manuel Madrid (preciso como un cronómetro, misterioso como un espejismo) es la fuerza devoradora que se oculta en toda la naturaleza. Quiere convertir la mejor parte de su vida en un viaje sin fin: a Ítaca, al cielo, al infierno, al confín del mundo, al corazón herido de las gentes, al placer caprichoso que encierra la belleza.

«Contradictoria, polvorienta, paranoica, salsosa, electrizante y también calenturienta», así es Cuba para Manuel Madrid, «como una canción de La Lupe». Y allí ha comprobado la existencia de «vidas de sacrificio y cuerpos de tentación por donde corre ‘la energía espesa’ que procura goces eternos». «Cualquiera que viaje por primera vez a Cuba», indica, «y mantenga los sentidos en alerta podrá comprobar que aquí la vida es un constante trueque: poco queda al margen del disimulado tráfico de influencias». «Basta con internarse en las cuarterías», añade Madrid, «para verificar los desgarros del desvanecido y empolvado idealismo revolucionario».

«La vida de los cubanos transcurre entre la realidad y la fantasía». La vida de una «gente apasionada por naturaleza, retumbante con lo superfluo y disimulada con lo importante. Un pueblo con afición a la novelería, con ansias de novedad y con ingenio demostrado para sobrevivir a todo». Precisa Madrid: «Yo no soy un poeta». Pero Cuba se le antoja «uno de los lugares más poéticos del mundo conocido». Y, así, «como el pintor de batallas, o como el fotógrafo de guerra, por un momento me obsesioné con que yo también podía ser capaz de pintar un aguafuerte utilizando como único instrumento la palabra. Este fue el primer reto con ‘Caladas de Cuba’: componer la estampa de un instante».

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Escalinata del Palacio Almodóvar, Murcia. © Nacho García 20/6/2017

Intenta el periodista trasladar al lector las emociones y experiencias de «casi tres semanas en la isla en un momento de trascendencia histórica, en los días previos a la reapertura de embajadas en La Habana y Washington tras más de cinco décadas de distanciamiento». «Tenía que intentar», cuenta Madrid, «como el retratista con su paleta, o el camarógrafo con la luz, revivir lo vivido conjugando verbos y sonidos, evitando las expresiones de oráculo, sin enmascarar ninguna conmoción que aquella panorámica me brindaba».

Él mismo se ha preguntado: «¿Por qué ese empeño? ¿A qué cuento esa obsesión cuando hay tantísimos reporteros y cuando yo solo soy un sencillo redactor de noticias locales? ¿Por qué este viaje era una experiencia merecedora de ser recordada para siempre, al menos, por mí?». Pues, sencillamente, porque «nunca he querido olvidar Cuba». Y porque «esos días no era consciente de que en la isla se había roto algo y porque al volver nada iba a ser igual. Con una lucha interna para retener aquel tiempo de felicidad escribí esta crónica, que desde el principio concebí como un regalo. ‘Caladas de Cuba’ es un regalo. Simplemente eso». Madrid deseaba que su nuevo libro, cuya edición ha financiado, «fuera una joya. Un objeto capaz de procurarnos la ‘felicidad eterna’ que llegué a sentir en ese momento».

Una felicidad que atravesaba todos los sentidos, las puestas de sol, las risas que brotaban de patios y balcones, la belleza del verde majestuoso, el sonido del son, unas manos entrelazadas… «Encontré en La Habana -cuenta- una ciudad tentadora, un estallido sensorial. Pinar del Río y Viñales me parecieron una vuelta al origen de la vida, lugares para reconciliarse con el mundo. Cienfuegos es un sueño para los arquitectos de hoy. Trinidad parecía un capricho bellísimo, y el Valle de los Ingenios, un infierno edénico. Santa Clara tenía algo de mortuorio…». «Cuántos nombres, personas, lugares e historias desearía retener eternamente… Pero la memoria es frágil, escurridiza y de lo más traidora», sabe Madrid, ante quien durante el momento de la escritura del libro, «Cuba aparecía en mi mente como una florida jaula cuyos habitantes veía como pajaritos entretenidos en el trapecio, picoteando de puro aburrimiento el alpiste, mojándose la lengua con agua dosificada y de algún modo permitiéndose la única distracción de ver el mundo entre rejas y estar al acecho del primer descuido del celoso amo del calabozo. Así fue como empecé a creer que podría con el olvido, porque, insisto, todo aquello que vi, o que sentí o que paladeé ese verano no debía esfumarse sin más».

 

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Sesión de fotos en el Palacio Almodóvar. Gracias a © Nacho García.

Lo tuvo claro, los cinco primeros capítulos se titularían ‘Libertad’, ‘Deseo’, ‘Fidelidad’, ‘Imaginación’ y ‘Porvenir’. El último, ‘Añoranza’, surgió más tarde. «El resultado es un potaje tropical donde cada tropezón oculta una microhistoria. Espero que no haya quedado ni espeso ni caldoso», dice el autor de ‘Caladas de Cuba’, donde espera que el lector se encuentre «con todos los ingredientes de una isla congelada en el tiempo, pero ansiosa por saborear un cambio».

En uno de sus sones universales, el poeta Nicolás Guillén incluye una adivinanza de la esperanza: «Lo mío es tuyo, lo tuyo es mío; toda la sangre formando un río». «La Cuba que aparece en mi libro», resalta, «no condena ni es excluyente, ni es anti ni es procastrista. Es una Cuba que solo tiene correspondencia con la mirada del ‘indio de guerra’ que viene conmigo, como me dijo Aurora, una maliciosa santera de Regla despierta como las lechuzas». La tal Aurora, ¡menuda es!: «Tras pasarme por el cuerpo un manojito de albahaca», narra Madrid, «concluyó que yo había ido a la isla ‘con misión de San Lázaro’ y que aquí iba a encontrar la tranquilidad espiritual porque me habían salido ‘muy malas las parejas’ y me habían vuelto ‘como loco’, decía». Madrid ríe recordándola.

‘CALADAS DE CUBA’ A BENEFICIO DE LOS REFUGIADOS Y DE CRUZ ROJA EN LA REGIÓN DE MURCIA

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‘Caladas de Cuba’. Capítulo ‘Imaginación’. Foto: César Ordoño (F33).

El Centro Cultural Las Claras, de la Fundación Cajamurcia, acogerá el próximo viernes 23 de junio, a las 19.30 horas, la presentación benéfica de ‘Caladas de Cuba’, el último proyecto editorial del periodista Manuel Madrid (Murcia, 1979), una crónica periodística ambientada en 2015, en el verano del deshielo, coincidiendo con el restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos tras más de 50 años de hostilidades. El libro, una edición exclusiva concebida como “un regalo para amantes de la bibliofilia”, ha sido diseñado por el estudio F33 e impreso en Murcia en los talleres de Tipografía San Francisco. El director del diario ‘La Verdad’, Alberto Aguirre de Cárcer, y el cooperante Juan Antonio Balsalobre, uno de los rostros del Año Europeo del Desarrollo y actual coordinador del programa de atención a refugiados en la Región de Murcia, presentarán esta obra especial cuyos beneficios (15 euros cada ejemplar) serán donados a Cruz Roja para colaborar con los proyectos de refugiados, los grandes olvidados de los conflictos. 

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Un diseño de F33 (Joaquín Martínez, David Brugarolas y César Ordoño)

‘Caladas de Cuba’ narra el sentir cotidiano de un pueblo en los días previos a la reapertura de embajadas en La Habana y Washington, acontecimiento histórico con el que los dos países avanzaban en el proceso de normalización de sus relaciones bilaterales. En la tradición de las grandes crónicas de viajes, Manuel Madrid, que ejerce como redactor y columnista en ‘La Verdad’, asumió el reto de contar, a modo de ensayo periodístico, cómo afrontaban los cubanos este episodio de su historia. Pensamientos, sentimientos, perplejidades, ilusiones y recuerdos dan forma a un relato construido sobre las emociones inevitables que asaltan a todo viajero en una primera incursión en la isla. ‘Caladas de Cuba’ aborda la realidad cubana en seis capítulos a propósito de la libertad, el deseo, la fidelidad, la imaginación, el porvenir y las añoranzas que sienten las gentes del campo y de las ciudades de la mayor de las Antillas.

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‘Caladas de Cuba’. Capítulo ‘Deseo’. Foto: César Ordoño (F33)

El poeta murciano Francisco Sánchez Bautista aprecia “un realismo conmovedor” en las páginas de ‘Caladas de Cuba’, una crónica “hermosa y colorida” tocada por la “épica de la desgracia” que tiene como escenarios las calles de La Habana, Pinar del Río, Santa Clara, Cienfuegos y Trinidad, ciudades del occidente de la isla donde se palpaba en aquellos instantes apetencias irrefrenables de cambio en cualquier orden. El azul hiriente del mar Caribe y esas referencias omnipresentes (palmeras barrigonas, plataneros, cañamelares, sembradíos de tabaco…) en el paisaje aparecen constantemente en un escenario turbador donde, según Manuel Madrid, “siempre hay un extraño que asoma por un ventanal o se encarama al voladizo más alto para soltar la mirada, descubrir algo capaz de relegar la mismidad y generar puras evasiones transitorias…”. En palabras del autor, “Cuba sigue siendo, con sus malditos agravios, con sus alegatos desatendidos, sus cajas de truenos, sus vedados, sus dinastías, sus ruegos sin réplicas y sus palabras mudas, un asombroso y regalado cosmos con espinas de pargo en las orillas. Y nada, ni la naturaleza desbocada, ni los totalitarismos, han logrado hundirla”.

La obra, de 215 páginas y un diseño artesanal que emula las antiguas cajas de madera para guardar los habanos, con una vitola o anilla reutilizable como marcapáginas, describe la poética de una existencia vigilada en una sociedad con marcadas esencias hispánicas y se concibe como un potaje tropical donde se entremezclan la utopía, la esperanza y, pese a todo, la vida.

‘Caladas de Cuba’ es el tercer libro de Manuel Madrid, que publicó en 2008 ‘La herencia de Pedro Roca Saura’, biografía sobre el fundador de Ifepa y promotor del movimiento solidario de Murcia con Malí, y en 2014 el libro de viajes ‘Amarás América’, crónica de sus experiencias como cooperante y voluntario social en México, Brasil y Bolivia entre los años 2005 y 2008. El autor ha continuado con ‘Caladas de Cuba’ un proyecto de educación para la comunicación iniciado con ‘Amarás América’ con el que reivindica la necesidad del periodismo como medio para fortalecer las sociedades y sus derechos asociados, como el de la libertad de expresión.

MURCIA 14/06/2017

Ecos de Cuba (Con permiso de una ‘islada’ de Vigo)

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Mi amiga de Vigo Victoria Abreu, que también es una poeta con una sensibilidad supina, me envía esta carta a mi muro de Facebook, con sus primeras reacciones, qué alegría, tras tener en sus manos ‘Caladas de Cuba’. Qué emoción saber que este libro está ya entre tanta gente querida como los buscadores de voces de Talleres Islados (http://talleresislados.net/), compañeros todos con una pasión común: la lectura y la (mejor) literatura. Espero que pronto podamos reencontrarnos en la isla en la santa casa de Mariona Fernández y Josep María Fontserè.

http://talleresislados.net/las-caladas-cubanas-de-manuel-madrid/#respond

«Un mediodía, entras en el portal de casa y de tu buzón sobresale un paquete de Correos. En estos tiempos, que hasta las facturas las recibimos por carta electrónica, lo único que se acumula en los buzones es la propaganda de la óptica, de pintores, ofertas de combos de internet, de estampitas de la virgen de Fátima… Y abres el buzón, y lees el remitente y vuelves a sentir una emoción olvidada, cuando las novedades de amig@s y conocids no eran inmediatas, llegaban con el sabor de un camino recorrido en el universo sensorial; manoseabas la carta, la olías, demorabas su apertura para disfrutar un poco más de esa expectación y de las sorpresas que te aguardaban. Rasgabas el sobre y “voilá”, letra escrita a mano, caligrafía única de cada persona con palabras dedicadas exclusivamente a ti… sensaciones olvidadas.

CALADAS EN VIGO

Caladas de Cuba en la casa de Victoria Abreu, en Vigo (Pontevedra).

Abres el paquete y aparece un maravilloso libro sobre Cuba, una espléndida caja de puros habanos repleta de impresiones, relatos, encuentros, opiniones, datos, historia… enmarcada con los colores blanco, azul y rojo de una delicada vitola de Manuel Madrid. ¡Man mad, es uno de los mejores regalos que he recibido en mucho tiempo! Un libro delicioso que me ha hecho revivir los mejores momentos de mis viajes a Cuba (mi cuerpo y mi alma necesitaban unos daikiris que me tomé en A Lideira, https://www.facebook.com/A-Lideira-2124509911107448/, a ritmo del son y viendo las fotos que le hizo Rafa a Compay Segundo en sus tiempos del Malecón vigués).

Manuel Madrid, periodista de “La Verdad” de Murcia, narrador de viajes, enamorado de América Latina, https://amarasamerica.wordpress.com/, ¡qué suerte haberte conocido en Menorca! grandes Mariona de Talleres y Fontserè de http://talleresislados.net/ ¡grande Jorge Carrión y Marilena! ¡grande todo el grupo que formamos “mendigos de voces” y que seguimos en contacto! …. y grande la frivolidad de convivir con un príncipe moldavo de carne y hueso guapos.

Manuel, sabes que coincido plenamente en tus impresiones sobre Cuba. Hay tres maneras de visitar un país: turísticamente como si en el salón de tu casa te instalan una playa y unos cocoteros; enarbolando la bandera de una utopía política hecha realidad, bandera que te sirve de orejera para ver sólo lo que deseas ver (la foto del Che y el lema de “hasta la victoria siempre” en vivo y en directo, en lugar de en el poster de tu salón); y la tercera como viajero, compartiendo con la gente, viviendo con ellos, escuchando y contemplando la enloquecedora subsistencia de su día a día. No sé cómo ha ido el deshielo en estos dos últimos años; en una isla tan maravillosa y cálida, debería ser agua limpiadora y fructificadora para conservar lo bueno y mejorar el resto.

Leyendo las crónicas de la isla de la fruta bomba te encontraré Bajo El Cejo de Sierra Espuña…».