¡Una alegría inmensa! El Club de Lectura de la Biblioteca Pública de Puente Tocinos selecciona ‘Amarás América’ como lectura de verano

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Ejemplar de 'Amarás América' en la exposición de obras recomendadas de autores murcianos en la librería Educania de la calle Sociedad, Murcia.

Ejemplar de ‘Amarás América’ en la exposición de obras recomendadas de autores murcianos en la librería Educania de la calle Sociedad, Murcia.

Con alegría hemos recibido la noticia de que el Club de Lectura de la Biblioteca Pública de Puente Tocinos (Murcia) ha seleccionado ‘Amarás América’ como lectura de verano. Deseo expresar mis felicitaciones al equipo de coordinación por esta decisión, y confío en que este libro resulte para todos los nuevos lectores una aventura inolvidable. Por supuesto que ya me he comprometido a asistir en otoño a un encuentro con los miembros del Club de Lectura para intercambiar opiniones sobre los tres relatos periodísticos que componen esta trilogía de viajes al corazón de América Latina: ‘El abismo chilango’, sobre la labor titánica de organizaciones civiles como Dinamismo Juvenil para invertir la realidad de los arrabales de la Ciudad de México como La Pastora y que sus habitantes puedan vivir en paz y con igualdad; ‘La curva de los pirilampos’, la historia de siete mujeres vinculadas al Instituto IDEAIS que luchan por ilusionar a las nuevas generaciones consumidas por la droga en el estado de Río de Janeiro, y ‘El beso de la Pachamama’, una incursión en la Bolivia indígena, donde instituciones como la Fundación Machaqa Amawt’a están trabajando de forma denodada para la recuperación y fortalecimiento de los saberes de los pueblos originarios. Tres países unidos por la esperanza y el amor, frente a los que se empeñan en perpetuar en ellos la división, la violencia y el dolor.

‘Amarás América’ forma parte de un proyecto de Educación para la Comunicación que deseamos que crezca en el tiempo, que se amplíe a nuevas geografías y ojalá que en un futuro esa ilusión por el periodismo y por la paz y la igualdad nos lleven a otros lugares donde la realidad tropieza con la incomprensión, el abuso y la violencia ejercida desde todas las formas posibles. Ansiamos que este proyecto, gracias a todos, no muera nunca.

Manuel Madrid 07 /07/2015

Díaz-Balart: «Es muy enriquecedor el abanico de relaciones y de gente que ‘Amarás América’ nos pinta» (Crónica de un encuentro mágico en la Embajada de México)

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Mirta Núñez Díaz-Balart, Manuel Madrid y Eloy Barajas, en el Insituto Cultural de México en España. Embajada de México. Madrid. 06/05/2015

Volver a encontrarte con gente conocida es más que gratificante. Es una sensación difícilmente descriptible, sobre todo cuando los que se encuentran son dos personas que tuvieron una relación circunstancial y cuyos caminos se cruzaron por casualidad una vez.

El miércoles pasado volví a abrazar a Mirta, la profesora Mirta Núñez Díaz-Balart, directora de la Cátedra Complutense de Memoria Histórica del Siglo XX, que fue mi profesora de Historia de la Comunicación en mis tiempos de estudiante de Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información en la Universidad Complutense. Había pasado mucho tiempo. Demasiado. Yo creo que por lo menos 15 años, pero el miércoles nuestros caminos, de nuevo por casualidad, se cruzaron en tierra mexicana. Así me lo certificó Eloy Barajas, coordinador de Humanidades y de la Biblioteca Octavio Paz del Instituto Cultural de México en España, que acogió la presentación de ‘Amarás América’ en Madrid. Y fue en suelo mexica, porque como me recordó Eloy, al territorio que ocupa una embajada se le considera territorio propio del país que representa, y en este caso la Embajada de México fue el escenario escogido para este reencuentro fraterno entre la profesora y su antiguo alumno, y también un motivo para que todos aquellos que nos acompañaron tuvieran la oportunidad de vivir y de sentir mucho más de cerca esas vivencias de esos veranos de aprendizaje cooperativo por lugares y nombres de México, Brasil y Bolivia. Un reencuentro con magia. Hay momentos en la vida que no tienen precio.

Gracias a todos los que se animaron a compartir esa noche de emociones y de inmensa felicidad para todos. Vi a Mirta realmente sorprendida y encantada por la invitación, porque además coincidió que nos visitaron otros antiguos compañeros de clase como Carmina, Alberto, Felipe… Fue realmente increíble poder organizar este acontecimiento en Madrid para coincidir con todos ellos y recordar también hazañas estudiantiles. Le comenté a Mirta que asociaba su figura a un trabajo que realicé para ella en la Facultad sobre el desembarco español en Alhucemas en 1925 y un personaje capital de la historia del efímero Reino del Rif, que fue Abd-el Krim. Mirta es un mujer luchadora y valiente, servicial y con carácter batallador, algo que confirmé que no ha perdido, y me dio gusto comprobarlo. Quería agradecer asimismo a todos mis amigos y familiares madrileños que pasaron por la Embajada de México para saludarnos, y especialmente quise dedicar este acto a Antonio Macías, el sabio cartagenero que me llamaba graciosamente «el pequeño Azorín«, y que me animó reiteradamente a presentar en Madrid este libro de viajes a las intimidades de tres países, un libro sobre gente corriente de América; era un amante del continente de la serpiente emplumada, de las montañas turgentes y de la mixtura de razas, y hubiera sido una gran satisfacción que hubiera vivido para disfrutarlo. A él, y a la pequeña Alicia, que ha nacido para hacer más hermoso este mundo, dediqué mi discurso en esta noche de reencuentros y de emociones a flor de piel. A todos, realmente, ¡¡¡Gracias!!! Y a los ausentes también gracias, estabais en mi corazón…

Por supuesto, también mi enorme gratitud a Azucena Madrid, apoyo indispensable en esta labor de divulgación de este proyecto de educación para la comunicación.

A continuación os traslado las palabras que comentó Mirta en el acto, deseando que sea también para vosotros, queridos lectores, una oportunidad para revivir ‘Amarás América’:

«Tengo que agradecer que Manuel me haya invitado porque los alumnos normalmente se acuerdan de uno no muy a menudo y para malo, y que se acuerden de uno y para bien es una gran satisfacción. Manuel está trabajando en medios desde que salió de la Facultad, con lo cual doblemente enhorabuena. Me ha proporcionado la oportunidad de profundizar en este libro, que me da la satisfacción de hablar de América Latina, porque en España no se habla en la medida de los vínculos que tenemos y que realmente esos vínculos históricos y de todo tipo son los que ponen a España en la historia universal, y creo que eso ocupa casi nada de la docencia en España, y casi del aprendizaje desde la Secundaria. Es realmente interesante hablar de lo que ocurre en América Latina, y sobre todo utilizando el concepto América, porque como estamos en esta parte del mundo la influencia anglosajona es muy poderosa, y sobre todo el monopolio del concepto América, que es de Estados Unidos, y Manuel lo utiliza correctamente. ‘Amarás América’ habla de la América profunda, de la América real, y de todos esos cambios que se están produciendo, y de los que nos llegan pocas noticias en España y deberían ocupar más importancia, y relacionada no solo con nuestra historia y con nuestros vínculos, sino con todos los cambios políticos que están produciéndose.

Manuel hace una especie de crónica muy moderna, al estilo del Nuevo Periodismo norteamericano, con un lenguaje muy rico, y a mis alumnos se lo voy a decir. Nos quejamos los profesores muchas veces de que nos llegan alumnos con pocos conocimientos culturales, que hay poca lectura. Manuel ya no está en mis manos, pero si estuviera en mis manos le diría: ‘¡Qué bien que escribe este chico y qué leído que es este chico!’. Las lecturas permiten algo importante, que es profundizar en las realidades y entender mejor lo que pasa en México, en Brasil y en Bolivia. ¿Cuántas noticias nos llegan de Bolivia? Ya se pasó la pasión, en positivo o negativo, por Evo Morales. ¿Qué noticias nos llegan de México? Yo he tenido el gusto de ir a México varias veces, y tiene lo que se decía antes ‘mala prensa’. Y es difícil romper esa imagen de la delincuencia. Pero en México, como otros países, hay que tomar precauciones, uno no puede ir a lo tonto por el mundo, debe saber en qué mundo vive, y no se puede hacer turismo de la miseria ni de la delincuencia. Y los periodistas con más razón. Y lo que nos presenta Manuel en este libro son las estructuras que están en cuestión en estos países, desde el Brasil de Dilma Rousseff a la Bolivia de Evo. Está claro que algo está cambiando en El Alto cuando no triunfó el candidato de Evo. Y México es inmenso, tan variado y tan rico en todos los sentidos, y los lazos son tan profundos, que ese México que nos presenta es un punto de partida para ahondar en su realidad y en su futuro. Por ejemplo, habla este libro de algo importante que no dicen las crónicas que nos llegan de México, que es por ejemplo que no exista un seguro social de calidad, y las carencias que eso genera. A veces, cuando uno lee el libro dice, mira, la crisis la pasaron allá antes que nosotros… La crisis o el neoliberalismo a ultranza sobre una población en situación económica, si no dramática sí seria. Las bolsas enormes de pobreza… Y la riqueza que se ve a través de esos programas de voluntariado en los que participó en varias ONG que es como la redención a través de la cultura, o del periodismo. Ahí se detalla, profundizando con jóvenes en situación conflictiva, en riesgo, todo lo que estamos viendo en los programas de televisión ahora en España, jóvenes que han caído en la droga con un entorno familia no ya abismal, sino un pozo muy hondo. Las ONG están haciendo en muchos casos el papel del Estado, y esa ausencia del Estado provoca situaciones terroríficas para muchas personas. Me alegro de que Manuel haya desarrollado esa labor, y es muy bonito y enriquecedor el abanico de relaciones y de personas que nos pinta en ‘Amarás América’.

Luego cada país es muy diferente. Es interesante el indigenismo de Bolivia, de ese 75% de la población, que es bastante alto, y cómo en determinados puntos se han autogestionado. El Alto debe ser un sitio tremendo, a 4.000 metros de altura, y sin un árbol, que a mí eso me pone los pelos de punta, porque hay muchos alcaldes arboricidas como aquí. Se habla de que en Bolivia hay conflicto porque han intentado cambiar, que es lo que ha hecho Evo Morales. Prescindir de las élites tiene un coste social. Y me llama la atención que Bolivia tenga ese alto nivel de sindicalismo y también la contraofensiva ideológica por cómo se ha recortado el poder de las élites.

El panorama que Manuel pone de cada país es de abajo a arriba, no de arriba a abajo, y nos explica cómo están cambiando las cosas. Y no sé si lo que él refleja de ese drama social es una conclusión con lupa, con microscopio. Supongo que uno de los problemas con que se encontraría es con esos prejuicios acerca de la misión histórica de España en cada uno de estos países. Las naciones hispanoamericanas se crean sobre el imaginario y sobre la realidad de la independencia, y para romper esos vínculos se subrayan los elementos negativos. Y las oligarquías locales han mantenido ese imaginario, cuando ha habido otros colonizadores después de los españoles, y se ha mantenido ese imaginario negativo por interés de esa élite. Se ha dado otra vuelta de hoja con la presencia indígena en los gobiernos políticos, que es algo que viene a partir de los años 60. Hasta entonces, un indígena no llegaba al gobierno de una nación ni de casualidad, y porque estaba limitado desde abajo, desde la Secundaria.

Hablaba Manuel de Abd-el Krim y de su paso por la Facultad. Quizás lo más interesante es que esos trabajos le sirvieron de base para el desarrollo profesional. Es importante que uno tenga estímulos. Y Manuel refleja en esos recuerdos y en esas vivencias esos nexos que estableció allí. Es muy enriquecedor. Muchas veces te animas al ver cómo con pocos medios la gente se tira adelante y no todo es la cuestión económica, sino mantener unos lazos. Detrás de esos paisajes hermosos, de esas culturas exóticas, hay personas que padecen, hay tantos dramas… Y cumplir esa misión de contar esos dramas dignifica la profesión periodística. El problema de la droga, cómo destruye la comunidad, los nexos familiares y de pareja… La Facultad está para la universalización de la cultura, la universidad es lugar de conocimiento, y te da la base para desarrollarte en el futuro. Y luego está la sensibilidad de cada uno. En el libro aparece habitualmente el problema de las familias desestructuradas. Me parece espeluznante lo de Brasil, con esos problemas del narcotráfico y de la prevención y tratamiento de las adicciones, y eso nos da pie a pensar que aquí en España también están esas favelas, con el desmantelamiento de esos supermercados de la droga ahí tan cerca de tu casa…

Manuel, eres muy empático con el objeto de la crónica, y te metes mucho en la piel. Sin duda, ‘Amarás América’, este libro de viajes a las intimidades de México, Brasil y Bolivia, es un reflejo del papel que cumplen los medios, la prensa, para dar a conocer realidades. Y vuelvo a reiterar que para mí que alguien se acuerde de mí es una gran satisfacción».

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De nuevo, gracias a la profesora Mirta Núñez Díaz-Balart por su generosidad y por acompañarme esta noche de recuerdos para la eternidad. Me propuse reivindicar con este libro esa figura del voluntario que se presta a compartir su tiempo con los demás, y yo fui testigo de historias que me contó tanta gente y encontré tanta magia y tal realismo en esos lugares, que no quedaba satisfecho si a la vuelta no trasladaba todas esas vivencias al papel. La esencia del periodismo es captar todo eso que la gente no ve y plasmarlo; es un ejercicio duro revivir historias, y la gran satisfacción es conseguir hacer llegarlo a la gente. El objetivo de ‘Amarás América’ está más que cumplido. «El papel de los medios de comunicación, el papel de la prensa, es dar a conocer realidades. Y vuelvo a reiterarlo», decía Mirta. «Que alguien se acuerde de mí es una gran satisfacción».

Manuel Madrid. 08/05/2015

Presentación en Madrid de ‘Amarás América’: 6 de mayo, a las 19 horas, en el Instituto Cultural de México en España

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Mural 'La revolución contra la dictadura porfiriana', de David Alfaro Siqueiros. Realizado entre 1957 y 1966, se encuentra en el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec en la Sala Siqueiros. México DF.

Mural ‘La revolución contra la dictadura porfiriana’, de David Alfaro Siqueiros. Realizado entre 1957 y 1966, se encuentra en el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec en la Sala Siqueiros. México DF.

El próximo miércoles, 6 de mayo, a las 19 horas, os esperamos en el Instituto Cultural de México en España, en Madrid (Carrera de San Jerónimo, 46), junto a la Embajada de México y enfrente del Congreso de los Diputados. La historiadora Mirta Núñez Díaz-Balart, profesora de Historia de la Comunicación Social de la Universidad Complutense, presentará el libro ‘Amarás América’ (Viaje a las intimidades de México, Brasil y Bolivia), del periodista Manuel Madrid, que recordará algunos de los pasajes más interesantes de su estancia como voluntario en ONG de los tres países y relatará su experiencia como reportero social e impulsor de este proyecto de educación para la comunicación.

'Amarás América' en las calles de Madrid. En la imagen, frente al Palacio de Bellas Artes.

‘Amarás América’ en las calles de Madrid. En la imagen, frente al Círculo de Bellas Artes.

Os esperamos a todos en Madrid… Será una noche muy emotiva y os invitamos a participar. Intentaremos trasladaros, aunque sea imaginariamente, al corazón de una América de carne y hueso que levita con sus mitos y cuya historia discurre paralela a la nuestra. ‘Amarás América’ tenía que ser el libro que a mí me hubiera gustado leer antes de subir a los cerros de la capital mexicana, antes de recalar en esos lugares de incendios y placeres de Río de Janeiro, antes de penetrar en los avisperos de Bolivia… En esas colonias del DF donde lo anormal era llevar una vida normal, lugares proscritos para excursionistas, encontré que hasta los enemigos pueden ser abrazos como amigos… En Brasil, una síntesis de la humanidad entera, conocí ciudades donde acampa el desánimo, la crisis y el vicio, y donde la verdadera mina de oro está entre la gente; ilusionarles fue lo más costoso. En Bolivia me emocioné con tantos corazones de odio en esos territorios rebeldes donde los machaqueños, hartos de tanta discriminación, de impuestos abusivos, se comieron los sesos del corregidor. Muchos miedos sanan viajando, y yo era un periodista miedoso. De hecho, pensé subtitular ‘Amarás América’ como ‘Crónicas de un reportero asustado’…

La memoria es un interminable laberinto al que se abocan miles de recuerdos, y seleccionarlos, organizarlos y plantear una propuesta coherente es siempre lo más difícil. Ojalá te sumes… y te dejes enamorar por México, Brasil y Bolivia. Amarás América…

Manuel Madrid 29/04/2015

Flamencos y pajaritos en el Casino

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Manuel Madrid y Consuelo Mengual con su hermana y su madre, lectoras de 'Amarás América' a las que agradezco también el apoyo. Foto: Azucena Madrid García

Manuel Madrid y Consuelo Mengual con su hermana y su madre, lectoras de ‘Amarás América’ a las que agradezco también el apoyo. Foto: Azucena Madrid García

Me gustaría dar las gracias a los compañeros periodistas de El Pajarito (www.elpajarito.es) por la reseña del encuentro que realicé con lectores de ‘Amarás América’ en el Real Casino de Murcia. Gracias por el seguimiento, y por el apoyo desde las redes sociales al libro. De veras que os lo agradezco. Aquí podéis pinchar para leer el enlace de la noticia publicada: http://elpajarito.es/cultura/91-literatura/10740-manuel-madrid-comparte-amaras-america-con-los-clubes-de-lectura-del-casino.html Murcia 20/12/2014

Paulino Esteban, el compañero andino de Thor Heyerdahl y Kitín Muñoz

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Una de las historias más fascinantes que aparecen en ‘Amarás América’ es la de los constructores de totora del lago Titicaca. La familia Esteban es una institución en Bolivia, y así cuento en ‘El beso de la Pachamama’ cómo fue nuestro encuentro con ellos en su aldea de Huatajuata, volviendo de una jornada de fraternidad en Copacabana con nuestros anfitriones aimaras, entrando la noche, con los ojos abiertos ante el asombro:

Manuel Madrid, Fanny y la pequeña Raissa, Teo Riquelme, Paulino Esteban, Gloria Nicolás, María Acho y la hermana Luz, en la casa de la familia Esteban en Huatajuata, en la orilla del Lago Titicaca. Bolivia, 2008.

Manuel Madrid, Fanny y la pequeña Raissa, Teo Riquelme, Paulino Esteban, Gloria Nicolás, María Acho y la hermana Luz, en la casa de la familia Esteban en Huatajuata, en la orilla del Lago Titicaca. Bolivia, 2008.

«(…) Para los bolivianos, el Titicaca era una de las maravillas del mundo, un símbolo universal que preservaban como el más preciado piélago. En realidad, era lo más parecido que tenía Bolivia a un mar, sobre todo después de la victoria chilena en la Guerra del Pacífico (1879-1884). Aquel conflicto por los impuestos al comercio del salitre en la zona tuvo un final inesperado para Bolivia. Chile se hizo con la provincia boliviana de Litoral y extendió su soberanía hacia el norte hasta la frontera con Perú, de modo que Bolivia perdió su única salida al océano. Aquella vergonzosa derrota condicionó el progreso de todo un  país y minó el orgullo de los bolivianos, que aún reivindicaban su derecho a recuperar los privilegios marítimos con lemas callejeros como «¡Bolivia nació con mar, carajo!». En el Tratado de Paz firmado en 1904 se hizo constar el derecho de Bolivia a utilizar libre de impuestos el puerto chileno de Arica y parecía que prosperaban las negociaciones para hacer uso de los puertos de Iquique y Mejillones y que los bolivianos pudieran exportar a mercados asiáticos emergentes.

En la lontananza las únicas sombras que localizamos eran las de unos ermitaños eucaliptos, árboles centenarios que, según los originarios, habrían sido plantados en terrenos donde hubo haciendas en tiempos de la Colonia. Íbamos dejando atrás pueblos enteros de pescadores y uno nos llamó la atención: Huatajata. Allí encontramos a Paulino y Fermín Esteban, maestros constructores de balsas de totora, que habían convertido su taller en un singular museo. Paulino y Fermín, padre e hijo, eran íntimos amigos del aventurero español Kitín Muñoz (Sidi Ifni, 1958), quien confió en ellos para construir la embarcación de su primera expedición, bautizada ‘Uru’ (1988), con la que pretendía cruzar el Pacífico para demostrar que los juncos eran un material suficiente para atravesar mares y océanos tal y como, presumiblemente, habían logrado otras civilizaciones anteriores a la llegada de los españoles a las indias. Una gran balsa daba la bienvenida a una modesta casa de labor repleta de artesanías confeccionadas con esta anea que crece en el mismo lago. Había de todo: cestería, barcos en miniatura, anillos, sombreros y hasta barracas flotantes construidas por los Esteban, que eran junto a los Limachi las dos estirpes de artesanos más célebres del Titicaca. Fermín nos desveló que Kitín llegó a Huatajata en 1987, un año antes de intentar su primera hazaña transoceánica. «Primero me conoció a mí y luego a mi padre y se ha hecho famoso por las balsas nuestras», contaba orgulloso este artesano que había fabricado con sus manos naves de hasta 30 metros de eslora, siete de ancho y cuatro de alto y un peso de 80 toneladas, auténticas carabelas de mimbre equipadas con mástiles, castilletes, cabañas, velas, timones, cocinas y barandas. Verdaderas joyas para la navegación que a los Esteban les gustaba rematar con cabezas con forma de puma, de hombre pájaro o de dragón. «Yo ya he participado en ocho expediciones en distintos países y he estado seis veces en España. Kitín me llevó a su casa, conozco a su familia y nos llamó hace poco tiempo para decirnos que su madre Isabel se le había muerto. Es un hermano».

Fermín Esteban

Fermín Esteban. 2008

Fermín tenía una memoria prodigiosa, aunque costaba sonsacarle sus grandes conquistas mientras nos mostraba toda clase de bateles de totora en miniatura que emulaban a las míticas naves que les habían proporcionado fama internacional. La expedición ‘Uru’ zarpó del puerto del Callao, en Perú, en 1988 y completó en cinco meses su viaje oceánico hasta atracar en la isla de Tahití, en la Polinesia. Para ellos fue una prueba fidedigna de que sus antepasados pudieron navegar alrededor del mundo transformando aquella plantita del lago sagrado en gigantes capaces de salir indemnes de una tempestad. Pero los Esteban ya eran harto conocidos antes de que llegara Kitín Muñoz. En 1970, Paulino Esteban y los hermanos José, Juan y Demetrio Limachi habían conocido al explorador noruego Thor Heyerdahl, para quien armaron con papiros de Egipto la mítica ‘Ra II’, que cruzó el Atlántico desde Marruecos hasta las islas Barbados en 57 días con ocho tripulantes a bordo. Y en 1977, también con Heyerdahl, se aventuraron en Irak por el Tigris intentando llegar al Índico con una balsa hecha con hoja berdi del río que alumbró la civilización mesopotámica, aunque tras cinco meses de navegación fue quemada en señal de protesta por la guerra entre Irán e Irak. Después de la expedición ‘Uru’, los Esteban colaboraron con Kitín Muñoz en otras tres travesías: las expediciones Mata Rangi (‘ojos del paraíso’), que duraron el tiempo que aguantaron las naves sobre el agua. La primera (1996), en la que Paulino Esteban empleó 10.000 amarres de totora del volcán Rano-Raraku, partió de la isla de Pascua y nunca llegó a la Polinesia. Sólo aguantó 23 días ya que los juncos se pudrieron, la barca se partió en dos y los tripulantes estuvieron varios días a la deriva. El reloj de emergencias del explorador español, que emitió una señal de auxilio vía satélite, les salvó la vida. La segunda (1999) zarpó del puerto de Arica (Chile) y alcanzó felizmente las islas Marquesas. Los Esteban seleccionaron, de entre las mejores cosechas de totora, 600 rollos trenzados de 30 metros de largo y se las ingeniaron para hacer un casco más resistente. Una docena de artesanos aimaras colaboró durante meses en la construcción de la nave de 25 metros de eslora, seis de manga y 4,5 de altura, con un peso de 20 toneladas. En sus mástiles ondeaban las banderas de Bolivia, Chile, Perú y España, de la Casa Real Española y las seis banderas del programa de la Paz de la UNESCO. La embarcación recorrió casi 10.000 kilómetros impulsada por los vientos alisios, aunque no se vio cumplido el sueño de culminar la travesía en el puerto de Yokohama (Japón) debido a una nueva adversidad: una plaga del molusco Teredo Navalis, que se comió las cuerdas. La última expedición Mata Rangi, en 2000, que prometía surcar el Atlántico, salió de Barcelona, navegó por la costa mediterránea española y llegó a Marruecos. El objetivo era arribar a América: ocho meses después la embarcación quedó varada en el archipiélago de Cabo Verde (…)».

Estos días he encontrado en Youtube un vídeo que me ha traído al presente aquellos instantes en Huatajuata junto a los Esteban. Y os dejo el enlace para que conozcáis al patriarca de la familia, Paulino Esteban, con su poncho y su eterna afabilidad.

El 27 de octubre tienes una cita con ‘Amáras América’ en la Biblioteca Río Segura de Murcia

Compartimos hoy con vosotros la información que ofrece la Biblioteca Río Segura de Murcia sobre el Club de Lectura ‘Amarás América’, que tendrá lugar el 27 de octubre. Solo tienes que dirigirte al centro, inscribirte, y podrás tener en tus manos un ejemplar del libro. Te esperamos para comentar los pasajes más interesantes y los intríngulis de este proyecto personal de Educación para la Comunicación del periodista Manuel Madrid.

CLUB DE LECTURA ‘AMARÁS AMÉRICA’                                                               

(Viaje a las intimidades de México, Brasil y Bolivia).

Murcia casco: Río Segura

Fecha: 27-oct-2014

Portada de 'Amarás América', un diseño de David Brugarolas

Portada de ‘Amarás América’, un diseño de David Brugarolas

Amarás América de Manuel Madrid

https://amarasamerica.wordpress.com/

Destinatarios Juvenil y adultos

Asistencia Libre, previa inscripción

Horario 20.00 horas.

Dirección: C/ Cartagena, 74, Módulo 2 30002 Murcia (Murcia)
Tel.: +34 968 351 550
Fax: +34 968 358 371
Correo-e: riosegura.rmbm@ayto-murcia.es riosegura-info1.rmbm@ayto-murcia.es (Información & Préstamo) riosegura-info2.rmbm@ayto-murcia.es (Información & Préstamo) riosegura-pt.rmbm@ayto-murcia.es (Colección · Proceso Técnico)

Los clubes de lectura son grupos de personas que leen al mismo tiempo un libro. Cada uno lo hace en su casa pero una vez al mes, en un día y a una hora fijos, se reúnen para comentar el libro elegido. En las reuniones se debate sobre lo que se ha leído en casa: el estilo literario, la acción misma, los personajes… y es bastante frecuente derivar desde el libro a las experiencias personales de los miembros del club.

La elección de los títulos, los días y el horario surge del acuerdo entre los lectores, los bibliotecarios y los moderadores (Ángel Salcedo y Carlos Gironés).

Ahora están en funcionamiento 13 clubes de lectura en 12 bibliotecas de la Red: El Carmen * Escritor José Saramago (La Fama) * Río Segura (Cuartel de Artillería) * San Basilio * Biblioteca de Beniaján * Biblioteca de Cabezo de Torres * Biblioteca Pelagio Ferrer de El Palmar * Biblioteca de Javalí Nuevo * Biblioteca de La Alberca * Biblioteca de La Ñora * Biblioteca de Puente Tocinos * Biblioteca de Sangonera La Verde

María Acho: los generosos silencios de una comunicadora social que promueve el multilingüismo en Bolivia

Rosemary y María Acho, en el restaurante 'Cal y canto', en La Paz. 2008

Rosemary y María Acho, en el restaurante ‘Cal y canto’, en La Paz. 2008

Está a punto de finalizar este julio reseco y ventoso -¡es maravilloso ver cuán alto y frondoso es capaz de crecer un maizal en la huerta de Murcia!- hoy he recordado a María Acho. Ha sido un momento placentero, porque María siempre fue un gran apoyo para los voluntarios internacionales que han visitado Bolivia. En mi caso, como no podía ser menos, he dedicado un capítulo de ‘Amarás América’ -en la tercera parte, en ‘El beso de la Pachamama’- a su labor. Recientemente, allá por primeros de año, visitó España, y disfrutó en Murcia de nuestro invierno, tan risueña, comedida e inteligente, pues los inviernos andinos, rodeados de nevados míticos como el Illimani y el Sajama, poco tienen que ver con los nuestros…

María era, y sigue siéndolo, afortunadamente, la responsable del área de Comunicación Social de la Fundación Machaqa Amawt’a, una figura capital para difundir el trabajo que realizaban todos los equipos de la hermana Luz en pro de la educación en el altiplano boliviano. Cuando Gloria y un servidor visitamos Bolivia en 2008 María coordinaba dos publicaciones anuales de más de cien páginas, con tamaño «de medio oficio», como un folio A-4, y tapas de papel de color: ‘Machaq Amuyt’Awi’ (‘Nuevo Pensamiento’), considerada la primera revista de educación alternativa en Bolivia, era el altavoz del Centro de Educación Técnica, Humanística y Agropecuaria de Corpa y llevaba 30 años imprimiéndose y provocando el dialogo y la reflexión en torno a la educación con identidad cultural; y ‘Thakhi’ (‘Camino’), que nació en 2006 con el apoyo de la Comisión Episcopal de Educación para promocionar las actividades que organizaba el Centro de Apoyo Educativo Machaqa para afrontar los desafíos del presente y del futuro en la región de Jesús de Machaca. María organizaba los contenidos de cada número, recordaba a los colaboradores la fecha de entrega de los trabajos, seleccionaba y revisaba los textos, realizaba y retocaba las fotografías que ilustraban los artículos, escogía titulares y sumarios y era quien batallaba en la imprenta para que todo apareciera perfectamente maquetado y en su sitio.

Teo, Mamá Acho y Leo, en la 'rutucha' (rito de entrada a una comunidad) de Raissa, en nuestro pisito de La Paz. 2008

Teo, Mamá Acho y Leo, en la ‘rutucha’ (rito de entrada a una comunidad) de Raissa, en nuestro pisito de La Paz. 2008

Una labor silenciosa que apenas tenía reconocimientos. «Hacer cada revista es como un parto», confesaba María. «Todos nuestros técnicos en los proyectos son aimaras y tienen muchas dificultades para escribir en castellano, así que es todo un logro que salga cada número. Por eso cada vez que se publican las challamos con alcoholcito para que sirvan y den nuevos frutos». En las miles de páginas que se habían publicado desde 1978, ‘Machaq Amuyt’qwi’ había contado prácticamente la historia de Machaca de las últimas tres décadas, tratando de recoger sus preocupaciones y aportar soluciones a sus conflictos cotidianos, infundiendo ánimo a la población y corroborando que la educación y la organización de los pueblos indígenas son los mejores aliados para su supervivencia. En el proceso de creación de estas publicaciones colaboraban los facilitadores y responsables de los programas de los centros educativos, que pormenorizaban las actividades, metodologías, resultados, logros y dificultades encontradas en sus trabajos. De igual modo, a los participantes en los talleres de formación, capacitación, ferias educativas, agropecuarias, campañas de sanidad animal, etc, se les ofrecía esta ventana abierta al mundo para expresar en voz alta su opinión sobre los asuntos que les preocupaban en su día a día. «Hemos rescatado valores de la cultura aimara, hemos teorizado sobre experiencias, hemos contado cómo se alfabetizan las machaqueñas, cómo se organizan los agropecuarios, cómo se crean y gestionan microempresas artesanales, hemos aprendido poemas, canciones e historias que contaban nuestros antepasados, hemos constatado la existencia de un medio rural con futuro, hemos hecho campaña para la educación cívica y ciudadana, hemos alertado sobre enfermedades infecciosas y parasitarias en nuestros cultivos, hemos apostado por implicar a los machaqueños en la gestión de sus comunidades indígenas, hemos promovido el bilingüismo y la autogestión forestal en los lugares más apartados, hemos orientado a nuestros bachilleres y popularizado las nuevas tecnologías en las áreas rurales y, lo más importante, hemos dado alternativas. Y esto no queda aquí porque vamos a seguir forjando nuevos rumbos y caminando juntos…».

España, 2014.

‘Amarás América’. Viaje a las intimidades de México, Brasil y Bolivia. Disponible en http://www.amazon.es

Como ven, su labor ha sido fundamental para la recuperación y fortalecimiento de los saberes autóctonos de las comunidades indígenas de Bolivia, y por ello en ‘Amarás América’ he querido también que su figura sea de público conocimiento. Así la describo en ‘Los querubines negros del molocotongo’, el último capítulo del libro, en el que narro cómo challamos la casa de La Paz y cómo fue el rito iniciático para dar la bienvenida a la comunidad aimara a Raissa, una nueva integrante. Muchas gracias, María, por seguir pensando en nosotros desde tan lejos…

«María Acho Márquez, la hija de doña Eusebia o ‘Mama Acho’, como la llamaban cuando había que dejar clara su autoridad, había aprendido de su madre una cosa: decir la palabra exacta en el momento oportuno. No era una mujer de arengas facilonas, ni estaba ilusionada por sobresalir en nada, ni siquiera se planteaba la posibilidad de formar una familia numerosa con su Goni, que por entonces se encontraba en Canadá perfeccionando su inglés como le exigía su nueva responsabilidad como alto directivo de otra fundación. Aunque abominara ser considerada una estrella, tenía algo que la convertía en un ser único que reinaba por encima de los demás. Tal vez ese algo que percibimos fueron sus generosos silencios, su agudeza para conciliar, sus ganas de ir más allá de las formalidades, su manera de mostrarse franca, sin recovecos, su transparencia y espontaneidad. Treintañera, dotada de hermosura, coqueta pero sin estridencias, siempre hecha un pincel. Una melena lisa y peinada, piel morena e hidratada; una sonrisa cinematográfica y una delicadeza en los gestos fuera de lo normal. En apariencia, frágil, más por fuera que por dentro. Era una mujer con grandes dilemas interiores y tenía un gran don para disimularlos». 

Carta de la poetisa y filóloga Carmen Arcas: «Amarás América está lleno de minirelatos amenos y sabrosos»

Comparto hoy con vosotros un correo electrónico que me ha llegado de una lectora que asistió a la presentación de ‘Amarás América’ en Cartagena y que después de leer el libro de cabo a rabo ha querido hacerme llegar estas palabras tan cálidas como amables. Aprovecho para confesar mi admiración por ella. Es Carmen Arcas Ruano (Águilas, 1941), doctora en Filología Románica, catedrática en el IES Jiménez de la Espada de Cartagena y autora de varios libros de poesía (‘Más allá de la imagen’, 1977; ‘Reiterado naufragio’, 1980; ‘Cuerno de mar’, 1992), novelas cortas (‘Aquí todo era noche’, 1986), e interesantes ensayos, estudios y trabajos de investigación, como ‘Aníbal, el hombre y su máscara’ (1983). Mucho interés en que nos conociéramos ha puesto la escritora cartagenera María Teresa Cervantes, y me alegro tanto por ello, porque he descubierto en ellas a dos mujeres enamoradas de la palabra. Necesitamos gente como ellas, mujeres que lo dicen todo con solo conjugar un verbo, con apenas asomar por sus labios encantamientos apalabrados. Tanto tenemos que aprender de ellas, tanto nos tienen que dar, que solo me queda animarlas a seguir apoyando la literatura y a los jóvenes autores que entramos en este mundo a ciegas. Seguiremos, con ilusión, vuestra senda…

Aquí os dejo la carta de Carmen Arcas, que espero que disfrutéis tanto como yo:

‘Por gusto’…

«Hola, Manuel: He leído con mucho gusto tu libro pues desde el primer momento empecé a disfrutar con él. A mí también me llama poderosamente la atención Hispanoamérica. Hice mi tesis doctoral sobre la estructura de la novela ‘Pedro Páramo’, de Juan Rulfo, y me hubiera encantado ir a México entonces. Ahora ya he renunciado pero sigue vivo mi interés; así que pese a lo denso de tu texto, lo he saboreado porque tiene una frescura extraordinaria y está lleno de minirelatos amenos y sabrosos. Me dio pena terminarlo y no descarto para cuando haya ocasión una segunda lectura. Me he emocionado, me he reído y he aprendido cosas. Te doy las gracias por haberlo escrito. No sé qué parte es mejor si México, Brasil o Bolivia. Lo he pasado muy bien e incluso le contaba a mi marido cosas de las que leía… De nuevo mi agradecimiento por él. Besos de Carmen Arcas«. 

Me gustaría, de nuevo, felicitar a Carmen por su dedicación a la literatura, porque aunque es una tarea sacrificada e ingrata, a veces, al final recompensa de forma supina recibir mensajes de ánimo de lectores. Solo por uno de ellos merece la pena seguir. No quería despedirme sin ofreceros uno de los poemas de Carmen, recogidos en un libro coral, ‘Poesía en el Archivo 2’, donde entre todos los publicados escojo ‘Raíces’, porque condensa con una sabiduría y una precisión muy hermosas nuestra relación con la tierra:

Piedra del sol (Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México).

Piedra del sol (Museo Nacional de Antropología de México DF).

‘RAÍCES’

Carmen Arcas Ruano

Esta tierra que piso

es toda muertos.

Puñados de ceniza

amasados con soles

y con lluvias.

Por los pies me penetran

las raíces

de esas vidas ocultas.

Raíces

me trepan los talones

y crecen

muslo arriba.

En busca van del corazón.

Argentina en la memoria

Tono Calleja, Manuel Madrid, Victoria Galindo y Francisco Sánchez, en el Canal Beagle. Tierra de Fuego, Argentina. Agosto de 2004.

Tono Calleja, Manuel Madrid, Victoria Galindo y Francisco Sánchez, en el Canal Beagle. Tierra de Fuego, Argentina. Agosto de 2004.

Estoy infinitamente agradecido a Paco Sánchez, compañero periodista, con tantas jornadas a cuestas compartidas, y tantos grandes viajes en el recuerdo. Especialmente nos unió aquella expedición que organizamos en 2004 a Argentina, con Victoria Galindo, otra reportera infatigable que ha dado Molina de Segura, y Tono Calleja, el sabueso asturiano que entonces trabajaba con nosotros en La Opinión y al que acompañamos en la búsqueda de su locuaz familia porteña.

En este artículo publicado en El Pajarito, Paco nos descubre su rigurosa y recóndita memoria, repleta de nombres, historias y lugares que a mí me cuesta retener en ese interminable laberinto que es la cabeza de cada uno, y nos retrotrae a aquel mágico y sensacional verano de 2004 por tierras de fuego y hielo. ¡Mil gracias por tenerme tan presente en tus recuerdos y por tu generosidad!   

Cambalache Por Paco Sánchez (elpajarito.es)

En el corazón de Manuel y de América

(Publicado el jueves, 06 de Marzo de 2014)
“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”. La frase se le atribuye al genial escritor uruguayo Mario Benedetti, pero yo le oí explicar a él mismo hace unos años en Murcia que era una frase que había visto escrita en un muro de una ciudad de América Latina. El miércoles pasado, el periodista Manuel Madrid contaba que tras la matanza de estudiantes, a manos del Ejército, en la plaza de Tlatelolco, en México DF, poco antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de 1968 en esa ciudad, un periódico nacional (el Excélsior) sacó al día siguiente su portada totalmente en negro y con la siguiente pregunta: “¿Por qué?”. Preguntas y preguntas, y de muchas de ellas nunca tendremos respuestas, bien porque no nos las quieren dar, porque no existen, porque nos resignamos a no recibirlas o porque faltan personas con arrojo para arrancarlas.
Manuel Madrid es uno de esos periodistas de raza que hacen falta en el mundo y que no se conforman con lo primero que ve o con lo que le cuentan. Además, es un periodista comprometido socialmente e insobornable. El miércoles presentó en Murcia su libro Amarás América, un viaje a las tinieblas e intimidades de México, Brasil y Bolivia, países en los que colaboró durante tres veranos con varias ONG con su proyecto personal de educomunicación. Es decir, enseñar a jóvenes y a mayores latinoamericanos, entre otras cosas, a hacer de periodistas, a no creerse todo lo que aparece en la prensa, en la radio, en la televisión y en internet y a analizar cómo funcionan los mecanismos de manipulación informativa.
Presentación de 'Amarás América' en el Centro Cultural Las Claras (Murcia)

Presentación de ‘Amarás América’ en el Centro Cultural Las Claras (Murcia). Foto: Gloria Nicolás

Como dice Manuel, su libro (se puede comprar en las librerías Diego Marín, Ramón Jiménez, González Palencia y El Corte Inglés), aparte de ser un homenaje a “esos héroes de lo cotidiano que caen y se levantan y luchan por mejorar el mundo” en Latinoamérica, es también un libro “sobre periodismo y sobre cómo el periodismo bien entendido ayuda a fortalecer las sociedades”. Un buen periodista como Manuel vive al máximo sus viajes y experiencias, pregunta sin descanso y se documenta hasta obtener respuestas. El fruto lo encontramos en Amarás América. Ahí tenemos lectura para rato y una ingente cantidad de vivencias y de datos que nos ayudarán a conocer mejor tres países latinoamericanos casi como si hubiésemos estado allí con el autor. “Las emociones se viven, se sienten, se reconocen, pero sólo una parte de ellas se puede expresar en palabras o conceptos”, afirma la escritora Laura Esquivel. Creo que Manuel ha conseguido vencer en cierto modo esos límites y ese es uno de sus grandes méritos.

Parque Nacional de los Glaciares. Bahía Onelli (El Calafate, Argentina). Agosto de 2004

Parque Nacional de los Glaciares. Bahía Onelli. El Calafate (Argentina), 2004.

Pero no me extraña. Yo mismo tuve la suerte de acompañarle, junto con los periodistas Tono Calleja y Victoria Galindo, en su primer viaje al continente americano en el verano de 2004. Allí compartimos unos días, gracias al empeño de Manuel, con el sacerdote murciano José Alarcón, e intentamos enseñar a los alumnos de varios colegios del estado de Corrientes todo lo que buenamente pudimos sobre el periodismo. Allí, camino de las cataratas de Iguazú, “aquellas jornadas entre sotanas y carpinchos por caminos de arcilla roja y plantaciones de mate, sustento espiritual de los indios guaraníes, encendieron mi curiosidad por este universo consonante al que encontraba en los libros de García Márquez, Carlos Fuentes y Vargas Llosa. El recuerdo de aquella experiencia me motivó para volver a América Latina como reportero y cooperante”, cuenta en su libro.

Pero Manuel ya llevaba en su interior la semilla de su nuevo corazón latinoamericano y creo que siempre tuvo el espíritu indagador que se requiere de un buen periodista. Días antes de impartir nuestros talleres de periodismo en Corrientes estábamos en Ushuaia, la ciudad del fin del mundo, admirando su naturaleza indómita invernal, navegando por el canal Beagle y siguiendo la pista de la historia de Petiso Orejudo, asesino en serie de niños que fue encarcelado en la prisión de aquella ciudad, una de las más duras del planeta. Incluso contaban que los pocos que conseguían escapar acababan volviendo con el rabo entre las piernas suplicando regresar a su celda con tal de no morir de frío y de hambre.
Viqui, Tono y Paco lanzando pidras en el Lago Roca. Parque Nacional Tierra de Fuego. 2004.

Viqui, Tono y Paco lanzando piedras en el Lago Roca. Parque Nacional Tierra de Fuego. 2004.

Allí, en Tierra de Fuego, apenas quedan rastros de los antiguos aborígenes, aquellos que los españoles divisaron por primera vez desde sus barcos calentándose en tierra en torno a las fogatas, alrededor del fuego. Manuel se encabezonó en que deberíamos intentar localizar a algún descendiente de aquellos indios y tal fue su tozudez que acabamos encontrando una pista: “Si quieren saber algo pregunten por la señora Fique o la india Varela, son las únicas que les pueden contar algo”. Lamentablemente, luego nos enteramos de que la india había fallecido recientemente, pero localizamos la vivienda de la señora Fique. Una mujer joven nos abrió la puerta de la casa y al fondo pudimos ver a una anciana recostada en una mecedora. Tenía alzheimer y no recordaba nada.Pero lo intentamos. Manuel nos había contagiado las ansias de investigar y conocer de primera mano algo de la historia del fin del mundo. Por si todavía no lo teníamos suficientemente desarrollado, nos inoculó ese virus benigno en aquel viaje a aquellas tierras heladas y legendarias. Así es el autor de Amarás América y sólo por eso vale la pena leer su libro.

Al final acabamos recorriendo varias librerías de Ushuaia y ojeando libros sobre los yámanas y otros pueblos aborígenes. Por un momento, mi atención se centró en el que al final sería el último libro del escritor argentino Ernesto Sábato. España en los diarios de mi vejez (2004) estaba recién salido del horno. Cogí el libro, le di la vuelta y en la contraportada me encontré con la siguiente frase: «Quisiera morir como un hombre, como he vivido quisiera morir. Quisiera que estuvieran entonces junto a mí quienes me han amado. En la vida llevamos muchas máscaras. Cuando llegue ese día, esa hora, querría no ser engañado, entregarme o ser tomado por la muerte como he sido tomado por la vida”. Mi corazón respiró profundo. Hacía tiempo que no leía una frase tan hermosa. Miré a mis compañeros y sentí el irrefrenable impulso de compartir aquellas letras.
Ahora Manuel Madrid quiere compartir “este viaje por las tinieblas de México, Brasil y Bolivia que cambió mi vida. América, con su desbordante realidad, se instaló definitivamente en mi corazón. Y ahí continúa, palpitando como el primer día”. 
Versión íntegra en El Pajarito: http://elpajarito.es/opinion/357-cambalache/7436-en-el-corazon-de-manuel-y-de-america.html

Mitos altiplánicos (¡Te robarán el ajayu!)

Con la antropóloga Luz Jiménez, directora de la Fundación Machaqa, en los chulpares de la necrópolis prehispánica de Chusaqueri. Ruta de Oruro a Cochabamba. 2008

Con la antropóloga Luz Jiménez, directora de la Fundación Machaqa, en los chulpares de la necrópolis prehispánica de Chusaqueri. Ruta de Oruro a Cochabamba. 2008

(…) Por aquella misma carretera por la que avanzábamos a Cochabamba anduvieron decenas de miles de indígenas con dirección a las minas de Oruro y de Potosí. Los caciques al servicio de los reyes españoles seleccionaban a los hombres; los sorteaban para trabajar, construyendo caminos o explotando minas y, por si fuera poco, se les catequizaba. Los obreros que morían eran inmediatamente sustituidos para no rebajar el ritmo de la producción, por lo que se hizo necesaria la esclavitud para mantener las cuentas de la Corona. Decía la hermana Luz citando justamente a Eduardo Galeano en ‘Las venas abiertas de América Latina’ que «de cada diez indios que se marchaban de sus comunidades agrícolas hacia Potosí, siete no volvían jamás y que los caminos estaban tan abarrotados de gente que parecía que se mudaba el reino». A pesar de las amenazas, los jornaleros indios no renunciaron a sus ritos originarios y en aquellas tenebrosas condiciones se las arreglaron para mantener sus costumbres. Nos chocó que Rosemarie Acho nos contara que en la mita minera también se challaba: «Pero tenía que ser de noche y esperar a que callaran los pájaros porque, de lo contrario, los perros los delataban avisando con sus ladridos a los patrones». En estas mismas heladas rutas de la Cordillera, donde aún se cocinaba con los excrementos de los burros y donde los niños habían de caminar varias horas para poder ir a la escuela, nos llamó la atención la existencia de pequeños santuarios abandonados en las cumbres de varios cerros diminutos.

La hermana Luz aparcó la ‘Blanquita’ en el arcén y nos condujo hasta los chulpares de la necrópolis prehispánica de Chusaqueri, rudimentarios templos funerarios con forma de cubo y hechos de tierra y barro que estaban ubicados en colinas con excelente visibilidad donde sólo nos perturbaba el silbido de los tolares. En algunos de ellos aún se conservaban momias precolombinas. La muerte era un ciclo más de la propia vida y los aimaras estaban convencidos de que los espíritus de sus antepasados todavía habitaban estos cerros. La creencia popular decía que en los lugares donde se concentraban fuertes energías había dos circunstancias que podían hacer despertar a los duendes o seres del mundo de abajo: un susto y una caída. Así, desde la perspectiva del kallawaya o médico andino, con un simple sobresalto o traspiés te podían robar el ajayu, que era la energía vital que habitaba en cada persona y que podía salirse del cuerpo y hacerte enfermar hasta provocarte la muerte (…).

* Extracto de ‘El beso de la Pachamama’, incluido en Amarás América (2014), donde relato mis cinco semanas de convivencia con las comunidades aimaras de Bolivia.