Díaz-Balart: «Es muy enriquecedor el abanico de relaciones y de gente que ‘Amarás América’ nos pinta» (Crónica de un encuentro mágico en la Embajada de México)

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Mirta Núñez Díaz-Balart, Manuel Madrid y Eloy Barajas, en el Insituto Cultural de México en España. Embajada de México. Madrid. 06/05/2015

Volver a encontrarte con gente conocida es más que gratificante. Es una sensación difícilmente descriptible, sobre todo cuando los que se encuentran son dos personas que tuvieron una relación circunstancial y cuyos caminos se cruzaron por casualidad una vez.

El miércoles pasado volví a abrazar a Mirta, la profesora Mirta Núñez Díaz-Balart, directora de la Cátedra Complutense de Memoria Histórica del Siglo XX, que fue mi profesora de Historia de la Comunicación en mis tiempos de estudiante de Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información en la Universidad Complutense. Había pasado mucho tiempo. Demasiado. Yo creo que por lo menos 15 años, pero el miércoles nuestros caminos, de nuevo por casualidad, se cruzaron en tierra mexicana. Así me lo certificó Eloy Barajas, coordinador de Humanidades y de la Biblioteca Octavio Paz del Instituto Cultural de México en España, que acogió la presentación de ‘Amarás América’ en Madrid. Y fue en suelo mexica, porque como me recordó Eloy, al territorio que ocupa una embajada se le considera territorio propio del país que representa, y en este caso la Embajada de México fue el escenario escogido para este reencuentro fraterno entre la profesora y su antiguo alumno, y también un motivo para que todos aquellos que nos acompañaron tuvieran la oportunidad de vivir y de sentir mucho más de cerca esas vivencias de esos veranos de aprendizaje cooperativo por lugares y nombres de México, Brasil y Bolivia. Un reencuentro con magia. Hay momentos en la vida que no tienen precio.

Gracias a todos los que se animaron a compartir esa noche de emociones y de inmensa felicidad para todos. Vi a Mirta realmente sorprendida y encantada por la invitación, porque además coincidió que nos visitaron otros antiguos compañeros de clase como Carmina, Alberto, Felipe… Fue realmente increíble poder organizar este acontecimiento en Madrid para coincidir con todos ellos y recordar también hazañas estudiantiles. Le comenté a Mirta que asociaba su figura a un trabajo que realicé para ella en la Facultad sobre el desembarco español en Alhucemas en 1925 y un personaje capital de la historia del efímero Reino del Rif, que fue Abd-el Krim. Mirta es un mujer luchadora y valiente, servicial y con carácter batallador, algo que confirmé que no ha perdido, y me dio gusto comprobarlo. Quería agradecer asimismo a todos mis amigos y familiares madrileños que pasaron por la Embajada de México para saludarnos, y especialmente quise dedicar este acto a Antonio Macías, el sabio cartagenero que me llamaba graciosamente «el pequeño Azorín«, y que me animó reiteradamente a presentar en Madrid este libro de viajes a las intimidades de tres países, un libro sobre gente corriente de América; era un amante del continente de la serpiente emplumada, de las montañas turgentes y de la mixtura de razas, y hubiera sido una gran satisfacción que hubiera vivido para disfrutarlo. A él, y a la pequeña Alicia, que ha nacido para hacer más hermoso este mundo, dediqué mi discurso en esta noche de reencuentros y de emociones a flor de piel. A todos, realmente, ¡¡¡Gracias!!! Y a los ausentes también gracias, estabais en mi corazón…

Por supuesto, también mi enorme gratitud a Azucena Madrid, apoyo indispensable en esta labor de divulgación de este proyecto de educación para la comunicación.

A continuación os traslado las palabras que comentó Mirta en el acto, deseando que sea también para vosotros, queridos lectores, una oportunidad para revivir ‘Amarás América’:

«Tengo que agradecer que Manuel me haya invitado porque los alumnos normalmente se acuerdan de uno no muy a menudo y para malo, y que se acuerden de uno y para bien es una gran satisfacción. Manuel está trabajando en medios desde que salió de la Facultad, con lo cual doblemente enhorabuena. Me ha proporcionado la oportunidad de profundizar en este libro, que me da la satisfacción de hablar de América Latina, porque en España no se habla en la medida de los vínculos que tenemos y que realmente esos vínculos históricos y de todo tipo son los que ponen a España en la historia universal, y creo que eso ocupa casi nada de la docencia en España, y casi del aprendizaje desde la Secundaria. Es realmente interesante hablar de lo que ocurre en América Latina, y sobre todo utilizando el concepto América, porque como estamos en esta parte del mundo la influencia anglosajona es muy poderosa, y sobre todo el monopolio del concepto América, que es de Estados Unidos, y Manuel lo utiliza correctamente. ‘Amarás América’ habla de la América profunda, de la América real, y de todos esos cambios que se están produciendo, y de los que nos llegan pocas noticias en España y deberían ocupar más importancia, y relacionada no solo con nuestra historia y con nuestros vínculos, sino con todos los cambios políticos que están produciéndose.

Manuel hace una especie de crónica muy moderna, al estilo del Nuevo Periodismo norteamericano, con un lenguaje muy rico, y a mis alumnos se lo voy a decir. Nos quejamos los profesores muchas veces de que nos llegan alumnos con pocos conocimientos culturales, que hay poca lectura. Manuel ya no está en mis manos, pero si estuviera en mis manos le diría: ‘¡Qué bien que escribe este chico y qué leído que es este chico!’. Las lecturas permiten algo importante, que es profundizar en las realidades y entender mejor lo que pasa en México, en Brasil y en Bolivia. ¿Cuántas noticias nos llegan de Bolivia? Ya se pasó la pasión, en positivo o negativo, por Evo Morales. ¿Qué noticias nos llegan de México? Yo he tenido el gusto de ir a México varias veces, y tiene lo que se decía antes ‘mala prensa’. Y es difícil romper esa imagen de la delincuencia. Pero en México, como otros países, hay que tomar precauciones, uno no puede ir a lo tonto por el mundo, debe saber en qué mundo vive, y no se puede hacer turismo de la miseria ni de la delincuencia. Y los periodistas con más razón. Y lo que nos presenta Manuel en este libro son las estructuras que están en cuestión en estos países, desde el Brasil de Dilma Rousseff a la Bolivia de Evo. Está claro que algo está cambiando en El Alto cuando no triunfó el candidato de Evo. Y México es inmenso, tan variado y tan rico en todos los sentidos, y los lazos son tan profundos, que ese México que nos presenta es un punto de partida para ahondar en su realidad y en su futuro. Por ejemplo, habla este libro de algo importante que no dicen las crónicas que nos llegan de México, que es por ejemplo que no exista un seguro social de calidad, y las carencias que eso genera. A veces, cuando uno lee el libro dice, mira, la crisis la pasaron allá antes que nosotros… La crisis o el neoliberalismo a ultranza sobre una población en situación económica, si no dramática sí seria. Las bolsas enormes de pobreza… Y la riqueza que se ve a través de esos programas de voluntariado en los que participó en varias ONG que es como la redención a través de la cultura, o del periodismo. Ahí se detalla, profundizando con jóvenes en situación conflictiva, en riesgo, todo lo que estamos viendo en los programas de televisión ahora en España, jóvenes que han caído en la droga con un entorno familia no ya abismal, sino un pozo muy hondo. Las ONG están haciendo en muchos casos el papel del Estado, y esa ausencia del Estado provoca situaciones terroríficas para muchas personas. Me alegro de que Manuel haya desarrollado esa labor, y es muy bonito y enriquecedor el abanico de relaciones y de personas que nos pinta en ‘Amarás América’.

Luego cada país es muy diferente. Es interesante el indigenismo de Bolivia, de ese 75% de la población, que es bastante alto, y cómo en determinados puntos se han autogestionado. El Alto debe ser un sitio tremendo, a 4.000 metros de altura, y sin un árbol, que a mí eso me pone los pelos de punta, porque hay muchos alcaldes arboricidas como aquí. Se habla de que en Bolivia hay conflicto porque han intentado cambiar, que es lo que ha hecho Evo Morales. Prescindir de las élites tiene un coste social. Y me llama la atención que Bolivia tenga ese alto nivel de sindicalismo y también la contraofensiva ideológica por cómo se ha recortado el poder de las élites.

El panorama que Manuel pone de cada país es de abajo a arriba, no de arriba a abajo, y nos explica cómo están cambiando las cosas. Y no sé si lo que él refleja de ese drama social es una conclusión con lupa, con microscopio. Supongo que uno de los problemas con que se encontraría es con esos prejuicios acerca de la misión histórica de España en cada uno de estos países. Las naciones hispanoamericanas se crean sobre el imaginario y sobre la realidad de la independencia, y para romper esos vínculos se subrayan los elementos negativos. Y las oligarquías locales han mantenido ese imaginario, cuando ha habido otros colonizadores después de los españoles, y se ha mantenido ese imaginario negativo por interés de esa élite. Se ha dado otra vuelta de hoja con la presencia indígena en los gobiernos políticos, que es algo que viene a partir de los años 60. Hasta entonces, un indígena no llegaba al gobierno de una nación ni de casualidad, y porque estaba limitado desde abajo, desde la Secundaria.

Hablaba Manuel de Abd-el Krim y de su paso por la Facultad. Quizás lo más interesante es que esos trabajos le sirvieron de base para el desarrollo profesional. Es importante que uno tenga estímulos. Y Manuel refleja en esos recuerdos y en esas vivencias esos nexos que estableció allí. Es muy enriquecedor. Muchas veces te animas al ver cómo con pocos medios la gente se tira adelante y no todo es la cuestión económica, sino mantener unos lazos. Detrás de esos paisajes hermosos, de esas culturas exóticas, hay personas que padecen, hay tantos dramas… Y cumplir esa misión de contar esos dramas dignifica la profesión periodística. El problema de la droga, cómo destruye la comunidad, los nexos familiares y de pareja… La Facultad está para la universalización de la cultura, la universidad es lugar de conocimiento, y te da la base para desarrollarte en el futuro. Y luego está la sensibilidad de cada uno. En el libro aparece habitualmente el problema de las familias desestructuradas. Me parece espeluznante lo de Brasil, con esos problemas del narcotráfico y de la prevención y tratamiento de las adicciones, y eso nos da pie a pensar que aquí en España también están esas favelas, con el desmantelamiento de esos supermercados de la droga ahí tan cerca de tu casa…

Manuel, eres muy empático con el objeto de la crónica, y te metes mucho en la piel. Sin duda, ‘Amarás América’, este libro de viajes a las intimidades de México, Brasil y Bolivia, es un reflejo del papel que cumplen los medios, la prensa, para dar a conocer realidades. Y vuelvo a reiterar que para mí que alguien se acuerde de mí es una gran satisfacción».

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De nuevo, gracias a la profesora Mirta Núñez Díaz-Balart por su generosidad y por acompañarme esta noche de recuerdos para la eternidad. Me propuse reivindicar con este libro esa figura del voluntario que se presta a compartir su tiempo con los demás, y yo fui testigo de historias que me contó tanta gente y encontré tanta magia y tal realismo en esos lugares, que no quedaba satisfecho si a la vuelta no trasladaba todas esas vivencias al papel. La esencia del periodismo es captar todo eso que la gente no ve y plasmarlo; es un ejercicio duro revivir historias, y la gran satisfacción es conseguir hacer llegarlo a la gente. El objetivo de ‘Amarás América’ está más que cumplido. «El papel de los medios de comunicación, el papel de la prensa, es dar a conocer realidades. Y vuelvo a reiterarlo», decía Mirta. «Que alguien se acuerde de mí es una gran satisfacción».

Manuel Madrid. 08/05/2015

¡WALIKI! Bolivia y la cultura aimara

Foto y gorro de Gloria Nicolás (glorianicolasphoto.blogspot.com)

Foto y gorro de Gloria Nicolás (glorianicolasphoto.blogspot.com)

LA COSECHA AIMARA. A 4.000 metros de altura y sin apenas tiempo de asimilar los vértigos, KAMISAKI fue la primera palabra que nos enseñaron nuestras anfitrionas de la Fundación Machaqa Amawt’a (‘nuevo sabedor’) al desembarcar en El Alto. El Altiplano de Bolivia, región de ponchos rojos, nevados perpetuos y llamitas en tropel, nos saludaba con su sonrisa multirracial y nos decía en aimara un ‘HOLA, ¿QUÉ TAL?‘. Por delante teníamos cinco semanas para observar y documentar las tradiciones y formas de vida de los aimaras, pueblo de luchadores y heroínas esparcido por urbes, valles, salares y desiertos donde la vida es, sencillamente, un regalo de la Pachamama (Madre Tierra). La etnia aimara, con un millón y medio de miembros en Bolivia, es una de las 36 nacionalidades que componen el puzle cultural de este rincón de los Andes castigado a partes iguales por la naturaleza y por la historia. La Bolivia de Evo Morales, el primer indio que alcanza los honores presidenciales, olía a rebelión y revolución. Humillado durante siglos por colonizadores de todas las calañas y fracturado hoy por las tensiones entre ricos y pobres, oligarcas y ‘originarios’, blancos y negros, el país de la papa, del gas y de las minas de oro seguía siendo un territorio convulso donde cualquier pequeño fuego podía acabar incendiando al país entero. Menos mal que para tolerar el mal de altura y los arrebatos de la política, la inflación y los conflictos sociales por la nacionalización de empresas privadas y los deseos autonomistas de las regiones ricas, los aimaras, ya fuera en los pisitos de La Paz, en las azulinas riberas del Titicaca o en la pampa de Jesús de Machaca, no renunciaban a saborear una marraqueta («pan de batalla»), compartir al sol un mate de boldo o anís, mascar hojas de coca o, simplemente, challar (brindar con alcohol puro) para dar gracias a la vida y esperar un año de abundantes cosechas.

Convencidos de que había llegado la hora de superar los miedos heredados y de que había que encarar el presente con la ilusión recuperada, los descendientes de aquellos indígenas que hasta hace un siglo eran vendidos como esclavos en anuncios de periódico entendían que la vida era un privilegio que merecía la pena vivir, aunque muchos ya se conformaban con sobrevivir. A todos ellos sólo podemos decirles WALIKI (¡Gracias!)».

* Este texto aparece incluido en ‘El beso de la Pachamama’, uno de los tres volúmenes que componen ‘Amarás América’. También ilustró la exposición ‘Kamisaki’, que realizó la fotógrafa Gloria Nicolás en 2009 en la galería Elfotógrafo.

Exposición 'Kamisaki' de Gloria Nicolás. 2009

Exposición ‘Kamisaki’ de Gloria Nicolás. 2009

Cómo surgió ‘Amarás América’

AMÉRICA ANTIGUA

LA CHISPA DE CORRIENTES. En agosto de 2004 un grupo de periodistas (Victoria Galindo, Francisco Sánchez, Tono Calleja y un servidor) nos desviamos de la ruta Buenos Aires-Cataratas de Iguazú para conocer los proyectos de José Alarcón Buendía, un misionero murciano en Santo Tomé (Corrientes, Argentina). Fue una parada técnica de tres días, suficientes para tomar conciencia de que la misión de un periodista no debe limitarse solo al relato de acontecimientos con un interés colectivo. Aquellas jornadas entre sotanas y carpinchos por caminos de arcilla roja y plantaciones de yerba mate, sustento espiritual de los índios guaraníes, encencieron mi curiosidad por este universo consonante al que encontraba en los libros de García Márquez, Carlos Fuentes y Vargas Llosa. El recuerdo de aquella experiencia me motivó para volver a América Latina como reportero y cooperante.

LIBERTAD Y COMPAÑÍA. Por mediación de mi amiga Teresa Martín Melgarejo, en 2005 contacté con Dinamismo Juvenil y me alisté como voluntario a sus programas educativos en los cerros de la capital mexicana, donde hay que emplearse duro «para forjar adolescentes y jóvenes sanos y libres». En 2006 viajé a Volta Redonda (Río de Janeiro) con la periodista Teresa Luengo Michel para investigar de la mano de la ONG IDEAIS sobre la prevención y tratamiento de adicciones en «la ciudad del acero». Y en 2008, en compañía de la fotógrafa Gloria Nicolás, recorrí la Bolivia indígena, donde la Fundación Machaqa Amawt’a está volcada en la recuperación y fortalecimiento de los saberes originarios de las comunidades aimaras.

PERIODISMO Y LIDERAZGO. ‘Amarás América’ es el relato de tres veranos en México, Brasil y Bolivia, tres mundos aparte donde la gente sencilla del campo y de las ciudades ya no espera callada su destino y exige ser oída. Es un viaje a las profundidades, allá donde el humo de los tiempos y la realidad apenas dejan vislumbrar los sueños; una invitación a descubrir un continente donde los hombres se hicieron dioses y encontraron sentido a la vida en los ritmos de la tierra, la danza y las estrellas; un homenaje a todas esas organizaciones sociales que enfrentándose a mil aventuras luchan por dar alternativas para el desarrollo de los pueblos y por construir liderazgos colectivos, horizontales y transparentes. Es un libro sobre periodismo, y sobre como el periodismo bien entendido ayuda a fortalecer las sociedades.