Aguacero en el corazón del Valle de Viñales. Julio de 2015. Foto: Manuel Madrid
En julio de 2015 Cuba vivía su «verano del deshielo». Después de 54 años sin relaciones diplomáticas entre la isla de la fruta bomba y Estados Unidos la historia volvía a poner este lugar del mundo en los anales. Los cubanos esperaban cambios en sus vidas, en su economía, en su día a día… Los medios de comunicación se referían a Barak Obama y Raúl Castro como los artífices del «milagro». Ya estaban en marcha los preparativos para la reapertura de embajadas. Para el 20 de julio se colgarían las banderas de EE UU en La Habana; y el 14 de agosto ondearían las de Cuba en Washington. ¿Cómo se preparaba la población para ese acontecimiento? ¿Qué se avizoraba entonces? ¿Cuáles eran los anhelos y padecimientos? ‘Caladas de Cuba’ es la crónica periodística de los días previos a esos acontecimientos en la que resuellan los ecos de La Habana, Pinar del Río, Cienfuegos, Trinidad y Santa Clara, un viaje a través de los sentidos por las tierras de Occidente de la isla mayor de las Antillas. Es un libro dedicado a los que han sentido alguna vez la necesidad de seguir su camino, por muy trillado que pareciera. A todos los que toman decisiones con sus vidas y son consecuentes. A los que aman y buscan la verdad, por encima de todo.
La escritura de ‘Caladas de Cuba’ ha sido uno de los ejercicios más difíciles de mi vida, pero he aprendido tanto en estos meses de encierro entre tantos recuerdos que hoy, con la perspectiva del tiempo transcurrido y con las dificultades superadas, admito que también es una satisfacción, de las más grandes que he sentido, poder compartir con todos vosotros este momento. Y, por supuesto, el fruto del trabajo desempeñado. Quería que ‘Caladas de Cuba’ fuera mi regalo para tantísimas personas que salieron a mi encuentro y que me apoyaron con la publicación de ‘Amarás América’ (2014). Todavía me siento en deuda con todos vosotros. De nuevo, GRACIAS por tanto cariño y apoyo. La narración de las aventuras y desventuras vividas en Cuba durante el verano del deshielo es mi respuesta a todo ese aliento de ánimo recibido. Confío en que lo acojáis con el mismo interés, y que disfrutéis nuevamente del encanto de aquel continente que tanto nos ha cautivado. Es un homenaje también a la figura del compañero de batallas, porque siempre hay un testigo de los pasos que damos.
Espero que muy pronto pueda seguir compartiendo buenas noticias y que podáis paladear, por fin, este potaje tropical. Porque los empeños hay que materializarlos y ‘Caladas de Cuba’ no podía quedarse solo en un cuaderno de anotaciones sueltas…
Manuel Madrid
Murcia / 14-05-2017