El Círculo Industrial-Casino de Alcantarilla acogió el pasado viernes la presentación de ‘Amarás América’, en un nuevo encuentro con amigos y lectores. Fue una brutal alegría volver a encontrar, sano y salvo y con su natural benignidad, a Mario Crespo, exredactor jefe del diario ‘La Opinión’ y uno de esos periodistas de los que uno no puede permitirse perderlo como referencia. Su ‘Verde Desierto’ era una columna que para los iniciados en el mundo de la información fue una suerte de sagrada escritura por su atrevimiento, su sano discernimiento y su vitalista vehemencia. Siempre me pregunté por qué puñetas Mario dejó de escribir esos artículos, y daría lo que fuera, incluso promoviendo colectas, para que pudiera volver a deleitarnos con ellas. De veras, Mario, tu presencia en el panorama mediático es más necesaria que nunca. Cuánta gente tendría que disfrutar de tu amor por la naturaleza y del frescor de tu espíritu. No puedes privarnos de ese placer a todos los lectores que deseamos leer de nuevo tus salvas por este planeta lastimado.
Consuelo Rosique, coordinadora de los encuentros literarios del Casino de Alcantarilla, presentó el acto, «muy familiar», como recordó Consuelo, una promotora cultural motivada con el disfrute de la lectura y de los encuentros con autores murcianos en Alcantarilla, un municipio ávido por ser reconocido más allá de sus tópicos. Mario Crespo recordó en su presentación cómo fue su relación conmigo en ‘La Opinión’, y destacó especialmente la inquietud que siempre tuve por escribir y comunicar: «Yo tuve el placer de leer casi todos sus textos antes de que se publicaran, y además de manejar muy bien el lenguaje, herramienta básica que no todos los periodistas dominan, tenía una sensibilidad para elegir los temas. Tenía la capacidad de poner el foco en detalles sobre los que otros periodistas pasaban sin verlos, y con ellos construía grandes reportajes. Esa es una de sus virtudes. Una vez lo mandamos al cementerio a realizar el típico reportaje de Todos los Santos, y en lugar de hablar de cosas comunes buscó y dio con la tumba de una señora de la farándula de vida disipada y nocturna, y la forma en que contaba su historia, entre la realidad y la fantasía, fue maravillosa. Recuerdo otra información sobre una pareja de ancianos afectados por la avenida Miguel Induráin, Pedro y Violante, que iban a ser expropiados y les daban un piso por su casa de huerta, que se negaban a dejarla porque no querían dejar su parcela de tierra. Y la manera en la que nos contaba ese desalojo y ese drama llamaba la atención. Y él aportaba muchos puntos de vista diferentes, en los toros, por ejemplo, contaba todo lo que veía en los tendidos, y hacía contracrónicas, una crónica desde otra perspectiva, describiendo la afición de otro modo. Su punto de vista siempre ha sido diferente, además de su sensibilidad y de su capacidad para escribir. Estamos ante un gran contador de historias, y yo me preguntaba también si esto sucedía en Murcia qué no será capaz de hacer este hombre si se fuera a conocer otros lugares».
Visión historicista del libro. Mario Crespo hizo alusiones a las tablas que el periodismo mundano proporciona para llevar a cabo otro tipo de escritura, y se refirió a ‘Amarás América’ como «un libro difícil de encasillar»: «Me pregunto en qué epígrafe estarán clasificando los bibliotecarios este libro, porque es un texto muy personal. No pertenece a un género literario al uso, no es una guía de viajes ni un reportaje periodístico. Tiene una visión historicista clara, desarrolla numerosos aspectos históricos. Viajó a estos tres lugares para observar el trabajo que realizan asociaciones sociales sin ánimo de lucro, tuvo contactos con ellos y se decidió a conocer el trabajo de esas organizaciones. Y a partir de ahí narra en primera persona, pero centrándose en la gente, describiendo lugares y pobladores con los que tuvo contacto, es decir, no son sus vivencias, sino las de los otros las que él pone en nuestro conocimiento. E introduce en el relato referencias históricas que vienen muy bien para contextualizar el viaje, como por ejemplo en México la conquista de Hernán Cortés. Yo creo que algunas historias se las ha inventado, porque entra en la mente de personajes que vivieron hace 500 años. Y ‘Amarás América’ tiene una clara visión historicista. Ahí tenemos, por ejemplo, documentado el viaje al exilio de Ramón Gaya o la vida de Frida Kahlo. No es un libro de ficción ni una novela, y no necesita serlo para enganchar. La realidad de América es tan adictiva que no necesita ninguna trama de ficción, como sería el propósito de una novela. Es un libro con interés periodístico, por supuesto. Tiene calidad literaria, con bastantes aspectos históricos, pero no es un tratado de historia, con interesantes reflexiones personales, las de un viajero que se adentra en ese mundo. Yo también he viajado a América y crea una fascinación en la persona en todo, en la forma de hablar, en los paisajes y costumbres, y vuelves impresionado, pensando que todo lo que has vivido deberías recogerlo en un libro, pero a diferencia de los demás, que solo lo pensamos, Manuel sí que lo ha escrito. Es un libro de lectura amena, no facilona, y por tanto requiere mucha atención. Yo lo recomendaría mucho como lectura de verano, porque con solo un libro tienes todo lo que necesitas, y además está dividido en tres partes, con capítulos cortos y ligeros».
Agradezco a Mario Crespo sus palabras tan hermosas, y a buen seguro que las asumo desde el respeto y la admiración que me profesa. En esta noche en Alcantarilla recordé lo difícil que es el ejercicio de la columna periodística, a propósito del ‘Verde Desierto’, y también hice mención a un suplemento pionero en la prensa por su tratamiento de las noticias relacionadas con el medio ambiente, ‘Entorno’: «El periódico nos roba muchas horas de la vida, pero es posible escribir quitándose horas de sueño. Siempre tuve la inquietud de viajar, y recuerdos dos viajes que realicé de niño en tren con mi colegio, el CEIP Juan Carlos I de Llano de Brujas, a Salamanca y Toledo, y a Sevilla y Córdoba. Eran viajes que organizaba Renfe para los colegios, y yo creo que aquellas travesías, que duraban días, me incitaron a seguir explorando el mundo que había más allá de la Vereda del Capitán, que era el lugar donde me había criado. Años después estudié Periodismo e inmediatamente comencé a trabajar en prensa, y siempre tuve una espina clavada de no haber podido realizar otros estudios de posgrado, y el voluntariado internacional fue una manera de completarme como profesional y como persona, de ahí estos viajes a México, Brasil y Bolivia que emprendí en vacaciones a lo largo de varios años».
A los asistentes de este encuentro literario les hablé de la colonia La Pastora, uno de los barrios de la sierra de Cuautepec, en la periferia del DF, donde Dinamismo Juvenil, una organización social muy modesta, casi familiar, desarrollaba una intervención comunitaria para prevenir la droga y el delito. «Son barrios difíciles de gestionar por los estragos que causa el narcotráfico y la delincuencia organizada, y un ejemplo claro es la desestructuración familiar». Les hablé de los teporochos y de los marihuanos violentos que esperaban en la puerta del centro de DJ en La Pastora, en muchos casos los mismos padres de los adolescentes que dentro intentaban aprender a vivir y convivir de otra manera, al menos sin tantas tensiones. También hablé de esa falta de cariño que tenemos los españoles al referirnos a los latinoamericanos, a pesar de esos vínculos sentimentales e históricos que nos unen. Y del viaje que realizaron en varios años más de 28.000 intelectuales de fuste que acogió México durante la Guerra Civil española.
Mi ilusión y mi pasión contagiaron también a otras compañeras del periódico, como Teresa Luengo, que me acompañó a Brasil, y a Gloria Nicolás, con la que viajé a Bolivia. En Brasil nos encontramos con IDEAIS, una institución dirigida por una médico de familia, Neuza Jordao, en Volta Redonda, que construía muros de prevención para que la droga no penetrara en barrios y familias. Había un equipo multidisciplinar, GAIA, que es una referencia en el tratamiento de adicciones en Brasil. Les conté algunos de esos casos nuevos que llegaban, y cómo se les ayudaba a salir del infierno de la maconha. «Yo tomé nota de todo. Un arma muy poderosa del periodista es el lápiz y el cuarderno, apuntarlo todo para que esa información que llegaba a mis sentidos no se perdiera. Y había que tratar después esos datos, darle forma, y que en formato periodístico llegara a la gente». Detrás de la fachada rutilante de Río de Janeiro, detrás de esas montañas turgentes, y esos cuerpos esculpidos con cincel, también hay dramas.
En Bolivia nos acogió la Fundación Machaqa. Para mí fue el viaje más impactante, el más largo, y tuve acceso a muchas realidades del país. Llegué en 2008 en un momento en que estaba muy dividido, con Evo Morales en el poder desde hacía tres años, el primer presidente indígena del país, donde siete de cada diez bolivianos. En aquellos días el país estaba a un mes de la celebración del Referéndum Revocatorio, en el que Evo se jugaba al sí o el no la continuidad de su proyecto indigenista. Entonces se hablaba de que el país estaba al borde de la desintegración, y ese mes, con varias regiones en contra, se palpaba en el ambiente esa tensión. Hablé de esos recelos entre los mismos bolivianos, algo que me llamó bastante la atención, un racismo entre hermanos incomprensible. Y les hablé de La Paz y de El Alto, a 4.000 metros de altitud, rodeados de crestones de 6.000 metros de altura, donde encontré algo increíble: los muñecos ahorcados en las esquinas de El Alto, un lugar extraño, masificado, la ciudad más joven, sin apenas servicios, poblado por familias emigrantes dentro de su propio país: «Ladrón sorprendido serás quemado vivo». Les hablé de la necesidad de una prensa libre en aquellas sociedades que se creen libres y democráticas. Todos estos lugares tenían historias merecedoras de ser contadas, y ‘Amarás América’ es la respuesta, un proyecto de educación para la comunicación para la gente de aquí hablándoles de la gente de allá. «Esa sensibilidad por otro tipo de historias la he ido desarrollando con el tiempo y con otras experiencias al margen del mundo donde uno vive. Describir, mirar más allá, siempre es difícil. Y es complicada la vida, incluso para los que viven bien».
Gracias a Mario, a Consuelo y a todos los socios del Casino de Alcantarilla que se acercaron esta noche a conocer algo más sobre ‘Amarás América’. También a la periodista Isabel Franco y a la publicación ‘Para Todos’, de Alcantarilla, por enviarnos a un fotógrafo, Santiago Sanz Picazo, y cubrir el acto. «Yo quería que la gente descubriera otra América distinta, y darle el protagonismo a esas personas que me dieron la mano en el camino. Si no hubiera escrito este libro, no hubiera redondeado esta historia». Una señora que se acercó al Casino respondió a la pregunta de Mario sobre dónde ubicaría el libro; ella se presentó como bibliotecaria de Alcantarilla y dijo que «de cabeza yo metería este libro en la sección de literatura de viajes. El título es importantísimo y ‘Amarás América’ es un título impactante, de esos que te agarran por el cuello».
Manuel Madrid 30/05/2015
P.D.: Enlace de la noticia en ‘Para Todos’ (publicación digital de Alcantarilla):
http://paratodos.info/2015/05/30/manuel-madrid-presento-en-alcantarilla-su-libro-amaras-america/