Rosilda y su búsqueda del bienestar (Homenaje a las mujeres soñadoras que sostienen América Latina)

Rosilda, la pernambucana de la Praia das Gaivotas. Foto: Ilka Lomonaco

Rosilda, la pernambucana de la Praia das Gaivotas. Foto: Ilka Lomonaco

Con emoción he recibido esta semana noticias de la otra orilla del mundo. Me resisto a creer que una imagen vale más que mil palabras, pero no tengo más remedio que darle la razón al refranero universal. En la fotografía que he recibido aparece una señora que solo con mirarla me apetece saber todo de ella… Es Rosilda, brasileña nacida en un pueblo del estado de Pernambuco, de un pueblito de nombre bello, Casa Amarela. Es la madre de Ilka Lomonaco de Oliveira, profesora de portugués radicada en España desde hace ya casi 20 años, que fue mi salvación antes de emprender uno de los viajes de mi vida a Río de Janeiro en 2006 con la periodista Teresa Luengo Michel. La historia de Ilka está en parte contada en el primer capítulo de ‘La curva de los pirilampos’, el relato de ‘Amarás América’ que dedico a Brasil, una disección de la vida cotidiana en el país más anchuroso de América del Sur a través de la mirada de siete mujeres del estado de Río de Janeiro. Ilka es una de ellas: «(…) Carioca* de compases gastados, despistada como una clemátide silvestre y, sin embargo, asombradiza hasta el punto de distraerse con nuestros obvios reconcomios como si todo le pareciera un potaje de exotismos, no escondía trucos de abracadabra. «¡Vamos a ver, vamos a ver!», templaba la circunspecta maestra en las primeras tentativas por querer aprenderlo todo en un santiaménAquella moça do corpo dourado* iba a ser nuestra salvación. Y no lo supimos hasta que salimos del aeropuerto de Río Galeão y remontamos la sierra de las Araras* hasta Volta Redonda, ciudad industrial del estado de Río de Janeiro donde IDEAIS tenía su sede y donde el río Paraíba do Sul formaba una brusca curva, casi esférica, una «vuelta redonda» que acabó por dar nombre a este enclave obrero en la ruta hacia São Paulo que, según advertía Ilka, no era el lugar más agraciado de este mini-continente de encantos aparentes y salvajes disparidades (…)». Pero hasta este año Ilka no me había contado casi nada de su madre. Es ahora cuando he sabido cosas de su vida.

Celia, la nieta de Ilka Lomonaco

Celia, la nieta de Ilka Lomonaco

Me sigue pareciendo fascinante todo lo que envuelve a estas mujeres americanas que son las que están sosteniendo el continente. Rosilda ha sido una luchadora; como en tantos casos asumió en solitario la crianza de sus cuatro hijos. Por Ilka acabo de enterarme que su madre fue una emigrante en su propio país, pues a los 3 años dejó Pernambuco (el mismo estado donde nació el expresidente Lula da Silva) para trasladarse a Volta Redonda, la ciudad que encarnó el particular ‘sueño americano’ de Brasil. En ‘Amarás América’ cuento cómo se fraguó la historia de este lugar que hasta los años 40 fue «un punto insignificante en la geografía» y en pocos años se transformó en emblema de la industrialización de Brasil. Lo que cambió la historia de Volta Redonda y su comarca fue la Compañía Siderúrgica Nacional (CSN). El pasado y el presente de la cidade do aço, la «ciudad del acero», estuvo ligado a la Usina Presidente Vargas. Miles de forasteiros* llegaron en los años 40 para trabajar en esta empresa que se cimentó bajo el mecenazgo de Franklin Delano Roosevelt, presidente del Gobierno de los Estados Unidos, quien a través del Banco de Exportación e Importación de Washington libró un crédito de 45 millones de dólares para ser amortizado en 10 años. Brasil fue durante la Segunda Guerra Mundial una de las potencias amigas de EE UU en la defensa del Hemisferio Sur, especialmente a raíz de que los submarinos del Eje encabezado por la Alemania de Hitler atacaran varios de sus navíos, y el proyecto de la macro planta de acero fue uno de los provechos de esa colaboración fructífera entre los dos aliados. Por su parte, Estados Unidos obtuvo a cambio terrenos para construir bases aeronavales en Recife, Natal y Fernando de Noronha y ayudó a Brasil a suministrar equipos y profesionales para la factoría.

Panorámica fantasmagórica de Volta Redonda con los hornos de la CSN en funcionamiento. Foto: Flickr

Panorámica fantasmagórica de Volta Redonda con los hornos de la CSN en funcionamiento. Foto: Flickr

«(…) La elección de Volta Redonda se sostenía por su ubicación a medio camino entre los principales depósitos de hierro y carbón de Brasil y los dos mayores polos consumidores: São Paulo y Río de Janeiro. Volta Redonda estaría conectada por ferrocarril con las minas de hierro, manganeso y roca caliza de Minas Gerais y de Belo Horizonte, y con el puerto de Angra dos Reis, en la costa del estado de Río de Janeiro, donde atracaban los navíos cargueros. El faraónico proyecto, que incluía una central termoeléctrica, una planta de tratamiento de aguas y una gran fundición, sirvió para satisfacer la demanda de Brasil y de la mayoría de países de América Latina de laminados y hojalata para embalaje de refrigerantes, cervezas, pinturas, productos alimenticios, estructuras metálicas, chapas, vigas y una batería de accesorios para la industria automovilística, química y manufacturera. Volta Redonda podía considerarse hasta 1941, según el sociólogo y profesor de Historia Waldyr Amaral Bedê, «un punto insignificante en el mapa del estado de Río de Janeiro». En sólo dos lustros nadie se acordaría de los naranjos y eucaliptos que adornaban este distrito urbano de 3.000 habitantes que dependía del municipio de Barra Mansa. En 1950, con los hornos de la CSN humeando sin parar, Volta Redonda rondaba ya los 36.000 habitantes y estaba en ciernes la creación del movimiento que lograría su segregación. En un volumen colosal, ‘Volta Redonda na Era Vargas (1941-1964)’, imprescindible para revivir aquellos años, Bedê documentó que el Gobierno reservó un área de 11 kilómetros cuadrados junto al río Paraíba do Sul y reclutó a un ejército de braceros cariocas y de Minas Gerais y São Paulo para poner en marcha el proyecto, que en su época de apogeo empleó a 24.000 personas. Una «estirpe de gigantes sin estirpe», imaginó Bedê, quienes «junto con el sueño y la esperanza de un buen y nuevo lugar para vivir y trabajar trajeron consigo sus manos callosas, sus pies descalzos, carcomidos, trasnochados, abatidos», y también su analfabetismo e ignorancia, su miseria y malnutrición. La CSN facilitó alojamiento a las familias y organizó escuelas profesionales para formar a los trabajadores en los oficios que más demandaba la industria pesada. Los empregados estaban «deslumbrados por las grandiosas perspectivas de un futuro próximo» y el presidente Vargas soñaba con la emancipación económica de Brasil. Los voltarredondenses encarnaron, según el cronista, a un nuevo espécimen en un periodo en que el país estaba necesitado de estímulos (…)». La CSN fue durante más de 60 años una fuente de bienestar hasta su privatização en 1993. La ciudad de la ilusión acabó siendo un sueño angustioso, y en 2006, cuando nosotros visitamos Volta Redonda, la compañía solo empleaba a 7.000 personas, tras despedir a más de 10.000 en una década.

Ilka Lomonaco, la instructora de portugués que añora Barra de Tijuca

Ilka Lomonaco, la instructora de portugués que añora Barra de Tijuca

No todos los forasteiros se quedaron en la ciudad. Rosilda acabó emigrando de Volta Redonda hasta Río de Janeiro, y hoy vive feliz, a punto de cumplir sus 80 años, en el estado de Espíritu Santo, en la ciudad de Vilha Velha, en la Praia das Gaivotas. Siempre ha sido una gran lectora, y me enorgullece realmente que ‘Amarás América’ haya caído en sus manos. Conoce bien el español, porque también vivió varios años en España, donde aprendió a pintar. Hoy la pintura es uno de sus grandes motivos de satisfacción y entretenimiento en la vida, y gracias a sus exposiciones también empieza a ser reconocida como una artista. Durante muchos años fue directora de una institución benéfica con la que distribuyó alimentos y medicinas a los menos desafortunados de su entorno, a los que ponía cada día un plato de comida caliente. En Brasil esta telaraña de la solidaridad está muy extendida y es un motivo de celebración saber que siempre alguien te tenderá una mano cuando estés necesitado.

Gracias, Rosilda, por tu concepción del mundo, por tu dadivosidad y por ser tan afortunada de haber traído a este mundo a gente tan sana y lúcida como Ilka, de la que solo podemos decir palabras bellas. Obrigado, Ilka.

¡¡¡¡Con esta historia os deseo a todos una Feliz Navidad!!!!

Manuel Madrid 24/12/2014

1 Los nacidos en Río de Janeiro son apodados cariocas. Significa «casa blanca», ya que en la lengua tupí-guaraní ‘cari’ es blanco y ‘oca’ es casa. Los indígenas llamaban así a las casas que construían los portugueses.
2 Muchacha bronceada.
3 Papagayos.

2 comentarios en “Rosilda y su búsqueda del bienestar (Homenaje a las mujeres soñadoras que sostienen América Latina)

  1. Gracias a usted, Rosilda, por dejarse embriagar por la magia de ‘Amarás América’. Gracias, también, por haber dado al mundo una mujer excepcional como Ilka Lomonaco. Es un gran placer saber que al otro lado del Océano Atlántico hay tanta gente que echamos de menos…

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s