‘Amarás América’ en El Pajarito

Manuel Madrid: “Amarás América es un homenaje a los héroes de lo cotidiano”

Por Paco Sánchez                                                                                                      

“Vine a Comala porque me dijeron que aquí vivía mi padre”. Así comienza Pedro Páramo, del escritor mexicano Juan Rulfo. A Manuel Madrid (Murcia, 1979) alguien o algo tuvo que decirle que en Latinoamérica vivía parte de su corazón. Y allá que se fue. En 2004 estuvo en Argentina y se dejó deslumbrar por el continente y sus gentes. Allí empezó todo. Luego se adentró en “los lugares de incendios y placeres” de México (2005), Brasil (2006) y Bolivia (2008), de la mano de las ONG Dinamismo Juvenil, IDEAIS y la Fundación Machaqa Amawt’a. Ahora nos cuenta su experiencia vital en el libro Amarás América, que se presenta hoy 5 de marzo en el centro cultural Las Claras de Cajamurcia, a las ocho de la tarde. Durante un buen rato hablamos con este periodista de La Verdad de Murcia en la plaza Belluga. Tomando un café, nos dejamos llevar por él a lugares de ese continente que le cautivó y le atrapó para siempre.

¿Cómo surge ‘Amarás América’? ¿Qué te mueve y te motiva para escribir este libro?
El proyecto del libro fue posterior a los viajes. Fui a Argentina en 2004 con unos amigos periodistas y aquella experiencia influyó bastante para que quisiera volver en los años siguientes a América. En Argentina encontré que había un mundo que no tenía en Murcia y que para mí fue un descubrimiento. Los guaraníes, esa naturaleza desbordante, los glaciares, los parques naturales… fue una explosión y como periodista me incitó bastante a intentar volver en los años siguientes y llevar a cabo un proyecto personal, que entonces yo no sabía cómo podía enfocarlo y dónde me llevaría. Al final me volqué en la educomunicación, que es un asunto que me preocupa y me gusta. Los que trabajamos en medios de comunicación tenemos la responsabilidad de informar y de formar a las audiencias, a los lectores. Hablar de medios de comunicación y de periodismo a gente que no había leído nunca un periódico y gente que no sabe la influencia que puede tener un mensaje que lanza la televisión era algo que me motivaba y al final desembarqué con ese proyecto en México, Brasil y Bolivia. 

Manuel Madrid, con un ejemplar de 'Amarás América', en La Seda, Murcia. Fotografía: Carlos Trenor (www.elpajarito.es)

Manuel Madrid, con un ejemplar de ‘Amarás América’, en La Seda, Murcia. Fotografía: Carlos Trenor (www.elpajarito.es)

‘Amarás América’ suena como a undécimo mandamiento.
Sí. Realmente es como una invitación a todo aquel que tenga el interés o la inquietud de querer saber algo más sobre América. A mí me cautivó y me atrapó, pues creo que América tiene lo que hemos perdido aquí en Europa. Esa manera de mirar el mundo, esa mitología y esas creencias apegadas a la vida diaria. Aquí hemos perdido la fe en nosotros mismos, mientras que en los lugares donde la naturaleza es tan adversa, donde hay tantísima miseria y ves diferencias entre clases tan brutales, la gente confía en sí mismo y en la fuerza que le da la naturaleza. Hay una relación extraña entre la gente y el territorio. Para mí es interesante intentar desvelar todo esto que me provocó mucha curiosidad. A raíz de estas experiencias lo más difícil para mí ha sido intentar darle sentido a todo eso que yo había vivido. La conclusión que saco es que ‘Amarás América’ puede ser un mandamiento, pero sobre todo es una invitación a descubrir un continente que a mí me fascinó. Allí la gente todavía se deja guiar por el brillo de las estrellas. 

¿El mundo que encontraste en América es el que imaginabas o intuías antes de viajar allí o te encontraste algo muy distinto?
No tenía un conocimiento exhaustivo de América. Mi relación con América casi no existía. Desde la infancia no era un continente por el que tuviera una curiosidad especial. Pero América tiene unos lazos especiales con España y quizá el hecho de tener una lengua común es una facilidad para adentrarse en esos lugares. América desbordó todas mis expectativas desde el primer viaje. México DF fue un bofetón, como para cualquier persona que de pronto se planta en una ciudad de veinte millones de almas. Mi experiencia se centra en la ciudad de México, que es un mundo dentro de otro mundo, una ciudad con veinte millones de almas «cargadas de electricidad», como decía Octavio Paz, y donde hay una cantidad enorme de problemas derivados de la superpoblación y de la falta de comunicación entre los propios mexicanos. Son realidades muy distintas en los tres países pero cualquier persona que viaje a Río de Janeiro o que tenga contacto con los indígenas del Altiplano ve que es otro mundo que te encanta y te engancha. A la hora de trabajar con toda esa gente, porque el motivo fue ir a trabajar como voluntario en esos proyectos, al mismo tiempo me permitió conseguir una información que de otra manera no habría obtenido. Al final fue como una especie de intercambio en el que yo prestaba mi tiempo y al mismo tiempo aprovechaba más en profundidad esa sociedad.

Foto: Carlos Trenor

Foto: Carlos Trenor

Te encuentras con situaciones muy duras, gente con muchas carencias, niños que pasan hambre y sufren maltratos y adicción de drogas. Uno no va inmunizado contra una realidad tan dura. ¿Cómo lo llevabas?
Yo no soy ajeno al dolor de la gente y eso deja en ti un catálogo de sensaciones que no te abandona. Son experiencias duras en el sentido de ver que la gente sufre y ver directamente los problemas que tienen. Te enerva mucho ver cómo está el mundo, pero reconforta ver que hay organizaciones que tienden una mano a toda esa gente que sufre. Los gobiernos no pueden dar soluciones a toda esa gente y estas organizaciones ocupan unos espacios que no ocupa la administración y al final intentan organizarse en este espacio donde no llega el Estado. La propuesta de estas ONG es intentar que sus proyectos cumplan esa función, por ejemplo intentar recuperar a gente donde lo más normal es caer en la tentación del tráfico y consumo drogas, algo que es una realidad bastante común en Río de Janeiro. Bolivia es uno de los países más pobres de Latinoamérica y casi el 70 por ciento de la población es indígena. Desde hace años tienen el primer presidente indígena, Evo Morales. El año en que yo fui a Bolivia había bastante revuelta social en el país y había bastante fractura social y agitación política. Para mí la escritura ha sido una terapia y lo que he pretendido es explicar lo que he vivido y hasta que no lo he hecho no me he quedado tranquilo. Tenía la sensación de que estaba en deuda con toda esa gente a la que fui a ayudar, pero que en realidad fueron ellos los que me ayudaron a mí. El libro es como un regalo, mi manera de compensar lo recibido.

El vínculo que creas con estos tres países es muy fuerte. Supongo que sigues la realidad de México, Bolivia y Brasil. ¿Crees que ha mejorado en algo la situación?
Creo que los países han evolucionado, pero los problemas de fondo siguen existiendo. De lo que yo hablo en este libro es de cuestiones que no se solucionan de la noche a la mañana. Yo habló de cómo, por ejemplo el déficit de servicios básicos está condicionando la vida de la gente. El hecho de no tener un servicio de alcantarillado o de saneamiento en condiciones, o de no tener infraestructuras básicas, como colegios, o el desempleo, son asuntos consustanciales a cualquier país, pero en estos países siguen estando pendientes de solucionar. Hay lugares que yo conocí donde apenas había presencia de la administración. Por ejemplo en México, yo hablo de La Pastora, que es un barrio que creció desordenadamente y como ese hay cientos en una ciudad como México. En Bolivia hablo de lugares como El Alto, que es una ciudad relativamente joven pero que tiene un millón de habitantes y ha crecido sin servicios. En Brasil ahora están con la pacificación de las favelas. Los gobiernos van cambiando y los alcaldes también, y mejoran cosas pero en determinados sitios lo que más me llama la atención es lo que yo llamo los lugares de incendios y placeres, que están abandonados, pero la gente subsiste y sobrevive. Es muy difícil cambiar su entorno e intentar ilusionar a toda esa gente.

'Barbie'. Thamyrys Lisboa

‘Barbie’. Una de las obras de Camila Coimbra (nombre ficticio) expuesta en GAIA en 2006. 

Cuéntanos algún caso concreto que te haya impactado.
En Brasil estuve con una ONG que se llama IDEAS en Volta Redonda, en el estado de Río de Janeiro. Llegaban todos los días casos de niños y adolescentes que tenían adicciones. Una de ellas, a la que yo llamo Camila Coimbra como nombre ficticio, era un caso curioso de una chica de 18 años que había tenido todo tipo de experiencias con las drogas. Ella quería ser pintora, artista, y en el centro donde recibía tratamiento había montado su primera exposición de pintura, y era curioso porque todo lo que pintaba eran muñecas ahorcadas, atravesadas por clavos, barbies ensangrentadas, con lo que reflejaba todo el tormento que había sufrido y seguía sufriendo por culpa de esa adicción. En Bolivia me encontré con doña Panchita, que yo la comparo con algunas heroínas aimaras, que son mujeres que han sufrido mucho el maltrato familiar y han sido abandonadas. Ella había sido vendida por sus padres, se casó y tuvo un montón de hijos, a los que maltrató, y había sido discriminada socialmente. Este tipo de experiencias son los que más me han impactado. La llamamos para que los chavales le hicieran una entrevista colectiva y que les hablara de su vida. Algunos críos le preguntaban que si le había pasado algo bueno, pues todo eran penalidades. Esta mujer se convirtió en una líder de su comunidad y es un ejemplo de los personajes que más me han llegado al corazón, ya que lo han pasado muy mal y han logrado sobreponerse a su destino.

¿Para cuándo otra vez en América?
Me encantaría ir este verano. Vamos a ver si puedo ir a Bolivia a presentar el libro.

Supongo que hay muchos países latinoamericanos que te gustaría conocer.
Me gustaría conocer toda Latinoamérica, pero el siguiente país en el que me gustaría tener una experiencia siguiendo el espíritu de este proyecto es Colombia. Es un país que reúne todos los requisitos que me tientan. Tiene una naturaleza indómita, el problema con las FARC y el narcotráfico, tiene muy buenas buenas perspectivas económicas y es un país interesante culturalmente. Me encantaría conocer Centroamérica, especialmente países como Nicaragua. Tenemos toda una vida por delante.

Supongo que al viajar como cooperante el recibimiento en estos países habrá sido bueno. ¿Te han encontrado con alguna experiencia que trasluzca cierto resentimiento con los españoles por el pasado, sobre todo en los indígenas?
Ese resentimiento todavía sobrevive en Latinoamérica. De alguna manera es comprensible, pues los españoles, como hicieron los portugueses y otros pueblos que han colonizado África u otros lugares del mundo, ocuparon todos los territorios de una forma bastante brutal y en beneficio de esos países a costa de la población local. Me ocurrió en México y en Bolivia, donde vi mucho resentimiento con nosotros, como si nosotros fuéramos herederos de los barbudos que los conquistaron a ellos. Creo que han pasado tantos siglos que algo habremos aprendido de todo eso. Sí que había niños que no habían conocido nunca a un español en barrios de la ciudad de México y les chocaba bastante el acento español y alguno me llegó a preguntar si yo era requetenieto de ese pinche machacador de indios que era Hernán Cortes, que es un personaje muy odiado en México porque con él acaba toda esa época de esplendor de la capital azteca y fue de alguna forma el aniquilador de esa cultura azteca. En Brasil ocurría lo mismo con los portugueses, pues a Portugal se le culpa del sistema esclavista y de haber perpetuado la discriminación de los indígenas y de los negros. Bolivia quizá es el lugar donde más está presente ese recuerdo de los españoles. En los indígenas aimaras hay todavía una sensación de recelo y de sospecha hacia todo lo que procede de España, como si los españoles fueran todavía los mismos de la época de la conquista. Los españoles no creo que estén muy orgullosos de lo que hicieron en Lationamérica y más allá de llevar una lengua, imponer nuestra cultura y aprovecharnos de toda esa gente, una de nuestras obligaciones debería ser preocuparnos por esa época de nuestra historia, por intentar saber qué pasó para poder comprender por qué ellos se sienten así. A eso procuro darle respuesta en el libro.

Ejemplar de 'Amarás América', editado por Look2print y disponible en www.amazon.es

Ejemplar de ‘Amarás América’, editado por Look2print y disponible en http://www.amazon.es

¿Alguien te recordó en México la maldición de Malinche?
Por supuesto. Yo dedico una parte del libro a ese personaje que para los mexicanos es el símbolo de la traición. La Malinche fue la hija de una familia noble que acabaron vendiendo como esclava y fue un regalo que hizo uno de los jefes indígenas a Hernán Cortés. Malinche hablaba náhuatl, que era la lengua que se hablaba en el valle de México, y además había aprendido maya, con lo cual tenía herramientas para ayudar a Cortés en la conquista. La Malinche es un personaje muy detestable.

En el campo literario. ¿Te has peleado mucho con las palabras para transmitir esas vivencias y experiencias?
Este libro me ha costado mucho. Ha sido un empeño mío que salga y verlo publicado. Me ha costado mucho tiempo. Tenía cierta obsesión con ese período de mi vida, pues quería ser muy perfeccionista y muy fiel a todo lo que yo viví y explicarlo de alguna manera y dar al lector las claves sobre lo que viví en estos tres países. He querido ser muy preciso, a veces quizá en exceso, pero tal vez sea mi manera de ser y de entender el periodismo. Me he peleado bastante conmigo mismo y he rehecho mucho. No quería que fuera una guía de viajes ni una recopilación de anécdotas, lo que quería era recoger todo lo que había vivido pero sin que fuera un libro que contara solo mi experiencia, sino que reflejara la vida de esa gente que yo conocí, transmitir sus historias para que la gente los conociera y que a través de ellos pudieran conocer cómo era la vida de esos bolivianos, mexicanos y brasileños. Yo conozco una parte mínima de esos países, pero he procurado aprovechar ese tiempo de escritura para investigar también sobre historias que me contaron allí, sobre personajes y lugares. He querido reconstruir mi paso por América pero contándolo de manera que toda esa gente que me habló de América apareciera reflejada en el libro.

Después de esas vivencias y de la labor de documentación, y de la reflexión. ¿Has llegado a una conclusión sobre quiénes son los principales culpables de esas situaciones tan duras que sufren esas personas con las que han convivido?
No puedo apuntar solo a una causa, pero imagino que en ese maremágnum las causas deben ser múltiples. Yo llegué allí como un periodista desnortado y también era muy joven, pero lo que sí he visto en todos los países es que, como ellos dicen, es muy difícil ser gente. Vivir es difícil para todos, pero para unos más que para otros, porque les condiciona la naturaleza, el lugar donde han nacido, la cultura. No puedo decir una sola causa de todo ese malestar. No hablo solo de la parte oscura de esos lugares, sino también de la parte esperanzadora y de la ilusión que hay a pesar de todas las adversidades. Para mí era una lección diaria lo que veía allí. Gente en situaciones deplorables y que ha tenido desequilibrios muy importantes han podido pese a todo remontar y aprovechar todo ese conocimiento para salir adelante. Para mí, América es eso, la ilusión que pone la gente para superar todo lo que va en su contra. Latinoamérica es un continente muy poderoso y hay algo que se nos escapa, que es el empeño que ponen en organizarse. Esas organizaciones sociales ocupan un papel importantísimo y hacen una función impagable, como recuperar los saberes originarios en el caso de Bolivia y fortalecer esa cultura, darle un protagonismo a esa gente que ha estado marginada tradicionalmente y que incluso no ha contado para el Estado. Hay comunidades indígenas en Bolivia que ni siquiera tienen una cédula de identidad, que no están registradas, con lo cual son gente que hasta hace muy poco tiempo no ha tenido derechos, no son ciudadanos oficialmente. La esperanza de este continente es saber que existen organizaciones como éstas que trabajan por mejorar la calidad de vida de la gente, para crear espacios para reflexión y despertar el espíritu crítico. Eso es lo que más me gustó de esas experiencias y lo que he querido transmitir en el libro. Esa gente, a pesar de vivir en condiciones tan duras, sale adelante, y para nosotros es un ejemplo de que hemos podido tropezar en un momento de la vida, pero eso no significa que tengamos que ir cojeando para siempre. Uno tropieza y gracias a otros puede levantarse. Este libro nace de la solidaridad y ese es su espíritu.

Año Nuevo Aimara. Ritual del sacrificio de una llama antes del amanecer en las ruinas de Qhonqho Wankane (Jesús de Machaca), 2008.

Año Nuevo Aimara. Ritual del sacrificio de una llama antes del amanecer en las ruinas de Qhonqho Wankane (Jesús de Machaca), 2008.

Cuando viajaste a esos países España tenía una situación de cierta bonanza económica. Ahora no es así. ¿Tenemos mucho que aprender de ellos para organizarnos ante esta crisis?
Creo que lo estamos viendo a diario. Hay organizaciones sociales que están ocupando en España espacios que corresponden a la administración y no nos queda más remedio que ayudarnos los unos a los otros para intentar superar estas circunstancias. Está claro que del trabajo en común se sacan beneficios y apoyarnos en los demás debe tener un resultado positivo para la sociedad. El ejemplo de Latinoamérica nos sirve y podemos aprender de la gente que se esfuerza por dar alternativas para el desarrollo de esos pueblos. Las ONG con las que trabajé son modestas y tienen muchos problemas para conseguir financiación, pero luchan por su supervivencia. Con el libro quiero apoyarlas y darles la visibilidad que se merecen. Solo el hecho de conseguir que alguien que está predestinado a caer en la droga no lo haga ya es un gran logro. Para mí son héroes de lo cotidiano y el libro es un homenaje para ellos.

Desde el punto de vista de tun profesión ¿Estas vivencias han cambiado tu concepción sobre el periodismo? Parafraseando a Gabriel Celaya, ¿crees que el periodismo es o puede ser un arma cargada de futuro?
Estoy convencido de que el periodismo es un arma cargada de futuro, fundamentalmente porque los periodistas somos necesarios y tiene que haber periodistas comprometidos, que van a los sitios y cuentan lo que ven. Soy un enamorado de mi profesión y para mí el periodismo es mi vida. Me he dado cuenta con los años de que el periodismo bien entendido es una herramienta muy poderosa para cambiar la sociedad. Los periodistas tenemos una función que va más allá de informar. Hay que hacerlo además con absoluto respeto a la verdad, desde el compromiso y la responsabilidad. En este libro también reflexiono sobre el periodismo y el papel de los medios de comunicación. A nosotros también nos hace falta un poco más de autocrítica, pues a veces nos equivocamos y tenemos que ver las consecuencias de tiene un error. Me interesa mucho el campo de la manipulación periodística y en los sitios en los que he estado he intentado explicar cómo se trabaja en un medio de comunicación y cómo son los mecanismos de la manipulación. Es necesario tener espíritu autocrítico y yo aconsejo que se acerquen a los medios con cierta cautela. Si se ejerce la profesión con respeto a la esencia del periodismo los ciudadanos pueden estar tranquilos.

Recomiéndanos, aparte de Amarás América, algún libro sobre Latinoamérica.
Hay libros libros muy interesantes. Para conocer México es fundamental La región más transparente de Carlos Fuentes. Creo que hay que leer a Mario Vargas Llosa y de él me parece muy interesante La fiesta del chivo, que refleja cómo funcionan las dictaduras en América Latina. En Latinoamérica hay una tradición de tiranos y dictadores y afortunadamente creo ahora son más los que tienden por el camino de la libertad. Bajo el volcán, de Manu Leguineche, también es muy interesante. Para mí, Manu Lechineche y Robert Kaplan, periodista estadounidense que ha retratado muy bien la realidad de Latinoamérica, son periodistas que me han ayudado mucho a aprender cómo ha sido lo que llama Kaplan la venganza de las fronteras, cómo las fronteras han condicionado también el desarrollo de muchos de estos pueblos. Me gusta mucho releer todos los libros de poesía de Pablo Neruda, uno de los escritores que mejor ha reflejado ese mundo de sensaciones que cualquiera pueda encontrar en Latinoamérica. Una de las citas del libro es de Los versos del capitán de Neruda. De la literatura brasileña está Jorge Amado y Nélida Piñón, que reflejan muy bien la vida de Brasil. También es fundamental Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano.

Precisamente Carlos Fuentes es muy crítico con el imperialismo de los yanquis en Latinoamérica. ¿Tratas este tema en el libro?
No me detengo mucho en la conexión con EEUU, pero evidentemente al hablar de México trato los problemas de emigración. Hay una relación muy difícil de convivencia entre México y EEUU. En el problema de narcotráfico también hay una responsabilidad de EEUU. En un momento dado del libro digo que la ciudad de México es una de las más americanizadas del planeta, pues el estilo de vida de EEUU es algo con lo que sueñan muchos mexicanos.

Suerte en la presentación del libro.
Gracias. He querido que la presentación del libro fuera en el centro cultural Las Claras de Cajamurcia y que la recaudación de la venta de libros este día vaya para Proyecto Hombre. Quiero creer que lo que yo cuento pueda tener un efecto multiplicador y pueda ayudar a otros a encontrar inspiración a la hora de resolver sus problemas. Me gusta la inquietud de la gente de Proyecto Hombre. Quiero que este libro sea un homenaje a toda esa gente que lucha por sobrevivir y por vivir de una manera más digna. También espero que les incite a viajar en un futuro a Latinoamérica. (FIN)

Aquí os dejo el link con la entrevista íntegra que me realizó el periodista Paco Sánchez en el periódico digital ‘El Pajarito’ (www.elpajarito.es): http://elpajarito.es/cultura/91-literatura/7394-manuel-madrid-amaras-america-es-un-homenaje-a-los-heroes-de-lo-cotidiano.html

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s